Mateo 24-25
Mateo 24 y 25 nos sumerge en mensajes acerca de lo que acontecerá en el futuro. En algunos ambientes cristianos la escatología se enseña como una serie de curiosidades y acontecimientos que van a pasar y que crea una gran curiosidad en los oyentes. No faltan interpretaciones acerca de como se materializará finalmente o como las noticias internacionales están confirmando dichas interpretaciones a veces contradictorias entre ellas en algunos detalles.
Sin embargo, tengo la impresión que en muchas ocasiones perdemos de vista el objetivo de porque Jesús habla de tales cosas a sus discípulos. No creo que el está tratando de alimentar la curiosidad de quienes le siguen acerca de cosas que quizás ni ellos mismos experimentarán, más bien me inclino por la idea de que el Maestro está preparando a sus discípulos para enfrentar las dificultades con un objetivo claro: que permanezcan firmes en medio de la tormenta.
Los discípulos son llamados a proclamar buenas noticias en un mundo roto, a practicar la justicia en medio de los que se benefician de la injusticia, a manifestar el amor en medio de un entorno lleno de venganza, guerras y odio. Corren el peligro de que pierdan la perspectiva de que finalmente el amor, la compasión y la justicia triunfarán, corren el peligro de que se dejen arrastrar por el ambiente y el amor de ellos se enfríe. Es por ello que las instrucciones de Jesús son prácticas, no tanto para abastecer la curiosidad, sino para lo que ellos tienen por delante y para lo que nosotros como discípulos de Jesús tenemos por delante.
"Estad pues vigilantes" (24:42a), "...estad también vosotros preparados" (24:44a), "Portaos como el criado fiel e inteligente" (24:45a), "Estad pues muy atentos..." (25:13a) son directrices para el hoy y para todos los discípulos a lo largo de la historia.
Además, llama mi atención como Jesús está preparando a personas para una manera de vivir diferente en medio de un mundo roto, y no solo para que acepten y retengan información a nivel intelectual. Es por ello que cuando habla del juicio final Jesús hace referencia a que el Hijo del hombre recibe no a aquellos que han creído solo a nivel intelectual ciertas doctrinas sino a los que le dieron de comer y beber al hambriento y al sediento, acogieron con hospitalidad al extranjero, ayudaron al enfermo, a los necesitados materialmente y los privados de libertad (25:31-40)
El mensaje para mi es claro, estamos llamados a vivir contracorriente en medio de un mundo caído, y nuestra fe no tiene solo el objetivo de salvar nuestros pellejos en base a la aceptación de ciertas doctrinas, sino de cambiar la realidad de los que nos rodean con acciones concretas que traen bendición y la manifestación del amor. En esto consiste permanecer firme hasta el final y que nuestro amor no se enfríe. Y está bien recordarlo cuando a menudo tendemos a pensar que permanecer firme tiene que más que ver con formar parte de una institución religiosa, retener la aceptación de ciertas doctrinas y no dejar de participar en ciertas estructuras.
El reto me lleva a examinar mi modelo de discipulado ¿Es el más adecuado para formar personas para responder con justicia y compasión en medio de tanta corrupción, injusticia y dolor? ¿Cómo estamos respondiendo cuando Jesús llama a la ventanilla de nuestro coche en un semáforo, o a la puerta de nuestra casa para pedir ayuda? ¿Qué hacemos cuando nos enteramos que Jesús ha sido echado de su casa, o está huyendo de una guerra o está en el hospital o en la cárcel?
Estamos en esos tiempos de los que Jesús habla y tenemos instrucciones claras de como debemos actuar.
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