Me adentro en los últimos capítulos del libro, donde el autor nos da reseñas de siete reyes. Resumidamente nos encontramos con esto: Manasés (33:1-18): este rey que empieza muy mal, practica adoración a dioses paganos, consultaba a adivinos y encantadores, hasta el punto de pasar sus hijos por fuego. Acaba siendo llevado cautivo por los asirios y en su desolación se humilla y clama a Dios pidiendo ayuda y Dios le restaura. Acaba reinando en armonía con la Vida de Dios. Amón (33:21-25): hijo de Manasés, se habla poco de él, pero empieza y acaba mal sirviendo en todo momento a ídolos falsos. Josías (34-35): este rey empieza y no acaba mal. Lleva a cabo reformas espirituales. Encuentra un libro de la ley que le ayuda a ver lo abominable que es vivir como el pueblo ha vivido y llora en arrepentimiento. Una profetisa (si, Dios llegó a usar mujeres a pesar de una cultura de dominación machista, lo cual da esperanza para el futuro) le dice que las consecuencias del pecado del...
Me adentro en la porción donde se describe la vida del rey Ezequías, el cual es elogiado por el cronista. Las actitudes y hechos de Ezequías nos recuerdan al rey Salomón, por lo que esta porción nos presenta un momento lleno de reformas sociales y espirituales importantes: el restablecimiento del culto en el templo, una celebración de la Pascua multitudinaria y la reorganización del servicio de los sacerdotes y levitas. Lo que ha llamado mi atención son tres momentos de oración en la vida del rey que nos conecta con algunos principios importantes para la formación espiritual. El primer momento es cuando el rey se propone retomar la celebración de la Pascua y hace un llamado en busca de una participación amplia. La llamada tiene éxito, pero en la multitud que viene para celebrar hay muchos que no han cumplido con el rito de purificación establecido en la ley. La respuesta de Ezequías nos lleva a pensar en su flexibilidad y capacidad de reconocer que la ley es un medio, una he...