El libro de Habacuc son las Lamentaciones del profeta en medio de un mundo lleno de injusticias. Habacuc no se centra en señalar a Israel su pecado, más bien está tratando de entender como un Dios bueno puede permitir la maldad. El libro comienza con una queja abierta y sincera ante Dios, que probablemente podría sonar demasiado atrevida en nuestro entorno religioso actual: "¿Hasta cuándo, Señor, he de pedir ayuda sin que tú me escuches, y he de clamar a ti contra la violencia sin que tú me salves? ¿Por qué me haces ver tanta iniquidad y, sin más, contemplas la opresión? Ante mí veo violencia y destrucción; surge la querella y se alza la contienda. La ley se ha vuelto inoperante, ya no prevalece el derecho; el impío puede acorralar al justo, cuyo derecho queda conculcado." (1:2-4) Dios responde que va a levantar a Babilonia para que ataque a Israel y ponga así fin a sus fechorías: "Pongo en pie de guerra a los caldeos, ...
en una era denominada post-cristiana