Los capítulos 2 y 3 de segunda de Pedro hacen una descripción de falsos maestros en medio de la iglesia. Estos son descritos por tener intenciones y motivaciones malvadas. "Miran con ojos cargados de pasión a la mujer adúltera; están siempre hambrientos de pecado; seducen a los débiles; su corazón rebosa avaricia; ¡son unos malditos!" (2:14) "Esos individuos son manantiales sin agua, nubes arrastradas por el huracán. Densas tinieblas los aguardan, pues son declamadores ampulosos y vacíos que seducen con la promesa de placeres carnales desenfrenados a quienes acaban de escapar de las garras del error. Les prometen libertad, cuando ellos mismos son esclavos del vicio, pues quien te vence te esclaviza." (2:17-19) Esto nos hace pensar en que la verdadera libertad viene por el sometimiento al ritmo y a la vida ordenada y organizada por Dios. Por ello no es extraño que acabe esta carta resaltándome otra vez la palabra "esforzaos". Dice Pedro en contras...
en una era denominada post-cristiana