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SOY REPRENDIDO (Mateo 15-16)

Mateo 15-16


El capítulo 15 de Mateo empieza con un choque de Jesús con los fariseos a causa de las tradiciones, concretamente la tradición de lavarse las manos antes de comer. Jesús denuncia la excesiva preocupación en la práctica externa y la escasa atención a lo que sale de nuestra boca, que al fin y al cabo es lo que sale del corazón y lo que verdaderamente contamina a este mundo. Tristemente los religiosos no podían ver lo verdaderamente importante.

A continuación tenemos la escena de una mujer cananea que pide ayuda a Jesús. El Maestro la trata en principio como sus discípulos esperaban, como una gentil con menos privilegios que los judíos, pero tal actuación no hace sino resaltar aun más la gran lección: esta mujer tiene una fe más ejemplar que muchos judíos y además es puesta como ejemplo por el Maestro. Puedo imaginarme la cara de los discípulos ante el contraste de como empezó y acabó el encuentro.

Después llama mi atención la reprensión de Jesús a los discípulos:

"Pero Jesús, dándose cuenta de ello les dijo: ¿Por qué estáis comentando entre vosotros que os falta pan? ¡Lo que os falta es fe! ¿Aún no sois capaces de entender? ¿Ya no recordáis los cinco panes repartidos entre los cinco mil hombres y cuántos cestos recogisteis? ¿Ni los siete panes recogidos entre los cuatro mil y cuántas espuertas recogisteis? (16:8-10)

Sin embargo yo soy como esos fariseos, incapaz de ver lo verdaderamente importante por causa de mis propias tradiciones, y también como los discípulos, incapaz de dejar que las experiencias con Dios determinen mi fe en el presente. Es decir, soy frágil, necesitado de la ayuda divina para hacer una declaración, para unos minutos más tarde ser reprendido por el Maestro por no pensar a la manera del Reino. Doy gracias que las Escrituras no escondan relatos como los de Pedro con los que puedo identificarme (16:13-25).

Sin embargo, reconocer mi limitación, mi fragilidad y mi necesidad no es algo fácil y hay una cosa que lo revela: como trato los errores de los demás. Mi impaciencia con el prójimo demuestra la inconsciencia de los errores que cometo. Necesito de la gracia de Dios, y necesito que esa gracia fluya de mi a los demás, de otra forma, solo me queda seguir siendo reprendido por Jesús hasta que me de cuenta que tiene razón: "¡Lo que os falta es fe!"

Reconocer mi necesidad se convierte por tanto en mi paso práctico para acceder a la gracia que Dios me ofrece ¿Estoy dispuesto a darme cuenta que las reprensiones de Jesús para los fariseos y sus discípulos inmaduros son también para mi en este día?

"Señor, a veces quiero esconder mi fragilidad en los errores de los demás, pero la realidad es que olvido lo verdaderamente importante. Necesito crecer en mi fe y ver mi alrededor con visión del Reino. Me olvido que gracias a ti lo imposible pueden ser posibles y que más allá de lo que finalmente suceda, tu cumplirás tus promesas y propósitos. Hoy quiero estar consciente de que estoy roto y te necesito. Aun para ver mi debilidad te necesito, ayúdame a ver esta oración contestada en mi manera de tratar a otros. Gracias por reprenderme." 



Comentarios

  1. Muy cierto hay muchos frustrados intentando que los de mas lleguen a la espiritualidad que ellos no son capaces de alcanzar y que intentan aparentar,Vamos yo soy a si muchas veces .

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