
La escena me hace pensar en los riesgos de la hospitalidad. Esta tiene que ver en como recibimos y tratamos al prójimo, en como lo escuchamos y ofrecemos lo que tenemos: nuestro tiempo, nuestras energías, nuestros bienes. En realidad se trata de abrir nuestros oídos, nuestra casa, nuestro corazón.
Pero abrirnos al prójimo tiene riesgos, sobre todo cuando son personas que no conoces mucho o no conoces de nada. Sin disponernos a correr riesgos, no podré aventurarme a experimentar la hospitalidad a la que me anima tantos textos bíblicos.Por lo tanto la hospitalidad también puede revelar mi confianza en Dios, que al fin y al cabo, es el que puede protegerme así como protegió a Lot.
Por otro lado, evitar la hospitalidad también tiene riesgos, puedo perderme los beneficios de obedecer a Dios, de escuchar su voz y de hospedar a ángeles.
Comentarios
Publicar un comentario