Los capítulos 40 y 41 de Génesis nos sumergen en la escena en la cual José, estando en la cárcel, interpreta los sueños del jefe de los coperos y el jefe de los panaderos, también preso. A pesar de que José pidió al jefe de los coperos que se acordara de él una vez fuera puesto en libertad, este no se acordó, hasta pasado dos años. Después de ello, Faraón tuvo un sueño y el olvidadizo copero se acordó de decirle al gobernante que había un hombre que podía interpretarlo.
La interpretación del sueño de Faraón era un aviso de que habría años de prosperidad en la tierra, seguidos de hambruna. Y Faraón, agradecido por el mensaje, decide confiar en José para administrar los tiempos que vienen por delante. José, considerado por muchos, como el primer carismático, en todo momento atribuye su capacidad para interpretar sueños como un don de Dios.
Es curioso la imagen de José ahora, tras tanto sufrimiento por haber sido vendido por sus propios hermanos y metido en la cárcel precisamente por lo que no hizo. Ya no es la imagen de un adolescente arrogante que cuenta sus sueños a sus hermanos. Ahora, está apuntando a Dios como la llave de su interpretación y confiando en él por aquello que le pasa.
Esto me hace pensar en como el sufrimiento y las dificultades, son importantes herramientas para nuestra maduración. La cuestión es como respondemos a dichas dificultades y sufrimiento. Pues es posible que no las aprovechemos, sino que incluso nos volvamos personas más amargadas por rehusar ver a Dios en medio de lo que nos pasa. Pero también es posible, y no me cabe duda de que este es el deseo de Dios, que aprendamos a acercarnos más a él, que aprendamos a confiar más en Él, que permitamos que Él forje en nosotros personas más pacientes y con más capacidad empática para los que sufren.
¿Cómo estoy enfrentando las dificultades? ¿Qué papel está tomando en medio del sufrimiento la oración? ¿Soy capaz de expresarme con sinceridad ante Él y sostenerme en sus promesas aun cuando a mi alrededor todo lo que se anuncia es calamidad?
Dios no nos ha prometido librarnos de las dificultades, pero si ha prometido estar a nuestro lado y cumplir su propósito en nosotros.
La interpretación del sueño de Faraón era un aviso de que habría años de prosperidad en la tierra, seguidos de hambruna. Y Faraón, agradecido por el mensaje, decide confiar en José para administrar los tiempos que vienen por delante. José, considerado por muchos, como el primer carismático, en todo momento atribuye su capacidad para interpretar sueños como un don de Dios.
Es curioso la imagen de José ahora, tras tanto sufrimiento por haber sido vendido por sus propios hermanos y metido en la cárcel precisamente por lo que no hizo. Ya no es la imagen de un adolescente arrogante que cuenta sus sueños a sus hermanos. Ahora, está apuntando a Dios como la llave de su interpretación y confiando en él por aquello que le pasa.
Esto me hace pensar en como el sufrimiento y las dificultades, son importantes herramientas para nuestra maduración. La cuestión es como respondemos a dichas dificultades y sufrimiento. Pues es posible que no las aprovechemos, sino que incluso nos volvamos personas más amargadas por rehusar ver a Dios en medio de lo que nos pasa. Pero también es posible, y no me cabe duda de que este es el deseo de Dios, que aprendamos a acercarnos más a él, que aprendamos a confiar más en Él, que permitamos que Él forje en nosotros personas más pacientes y con más capacidad empática para los que sufren.
¿Cómo estoy enfrentando las dificultades? ¿Qué papel está tomando en medio del sufrimiento la oración? ¿Soy capaz de expresarme con sinceridad ante Él y sostenerme en sus promesas aun cuando a mi alrededor todo lo que se anuncia es calamidad?
Dios no nos ha prometido librarnos de las dificultades, pero si ha prometido estar a nuestro lado y cumplir su propósito en nosotros.
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