"—Deshaceos de todos los dioses extraños que tengáis, purificaos y cambiad de ropa. Luego subiremos a Betel donde erigiré un altar al Dios que me escuchó en el peligro y me acompañó en mi viaje." (35:2b-3)
Jacob es consciente de que la fidelidad al Dios de sus antepasados implicaba abandonar la adoración de otros dioses. De hecho, en el Antiguo Testamento, tratar de servir al Dios de Abraham y a otras deidades a la vez, es comparado con el ser humano que le es infiel a su pareja de acuerdo monoparental. Jacob en este pasaje, está siendo consciente de lo que implica el monoteismo y trata de evitar cualquier piedra que le lleve a él y su familia a la infidelidad.
El monoteismo es una doctrina básica en la espiritualidad judeo-cristiana. Consiste en la creencia de que la Deidad es una. Las personas monoteístas, a menudo han tenido que convivir en ambientes politeistas. Esto significa que mientras muchos adoraban a diferentes deidades según la actividad que desarrollaran o el lugar donde se encontraran, los monoteístas adoraban a una sola deidad, permitiendo integrar toda diversidad social, laboral y geofráfica en la mirada trascendente.
La base del monoteismo la encontramos muy bien expresada en la Shema:
"Escucha Israel, el Señor, vuestro Dios, el Señor uno es" (Deuteronomio 6:4)
Estas palabras fueron dadas en un ambiente politeista, donde alguien que emprendía el camino para tomar agua del río, adoraba al dios del valle al pasar por él, a las driadas en los árboles al pasar por el bosque, y a la diosa del río antes de sacar agua. Sin embargo, estas palabras implican que cuando pasamos por el valle, el bosque y llegamos al río, solo debemos agradar a una sola deidad. También implica que la deidad del valle, del bosque y del río es la misma y única creadora de todo lo que existe.
Sin embargo, la declaración monoteista no nos libra de una práctica politeista. Es decir, podemos estar el domingo adorando a la única deidad que es Amor en comunidad, y después el lunes trabajando bajo los valores consumista y materialista de nuestro entorno, haciendo uso del sexo desde el egoismo y edonismo... y así podríamos preguntarnos si nuestra vida familiar, laboral y de ocio en realidad se llevan a cabo sometiéndonos a quien creó Cielo y Tierra y desea restaurar lo que está desalineado con su amor.
Es por ello que las palabras de Jacob siguen teniendo todo el sentido para los que hoy nos consideramos monoteistas:
"Deshaceos de todos los dioses extraños que tengáis, purificaos y cambiad de ropa" es para mi una invitación a asegurarme que estoy agradando al único Dios que es Amor cuando paso por el valle, por el bosque y por el rio... cuando me reuno con la comunidad cristiana, con mi familia, mis compañeros de trabajo y me cruzo con desconocidos mientras paseo en mi tiempo libre. Porque en definitiva, la Deidad del domingo, es la misma del lunes y de los demás días de la semana y así también de las diferentes áreas de mi vida. Si hay áreas en mi que no están sometidas a esta deidad, entonces mis hechos no se corresponden con mi declaración teológica.
¿Cómo ayudamos en la comunidad cristiana a aplicar nuestra fe en la vida cotidiana? ¿Puede el énfasis en un día y lugar, llevarnos a perder de vista a Dios en la mayoría del tiempo de la semana? ¿Evaluamos nuestra vida comunitaria en base al éxito de nuestras reuniones, o en base al sometimiento a la Deidad durante el resto de la semana?
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