miércoles, 27 de abril de 2016

Otro de los problemas de los Corintios, es que había algunos en la comunidad que estaban diciendo que no hay resurrección. Pablo sigue aplicando el evangelio a los asuntos de esta comunidad, y en este capítulo 15 nos encontramos con una defensa de que Cristo resucitó y de que resucitaremos.

El verso que ha llamado mi atención es el siguiente: 

"Si todo cuanto esperamos de Cristo se limita a esta vida, somos las personas más dignas de lástima. Pero no, Cristo ha resucitado venciendo la muerte y su victoria es anticipo de la de aquellos que han muerto." (15:19-20)


Lo que esperamos de Cristo, afecta a esta vida, pero no se limita a esta vida. Es por ello, que desde la perspectiva eterna que hemos recibido, los cristianos se atreven a arriesgar sus vidas. El mismo Pablo dice que sin resurrección no tiene sentido ponerse en peligro a toda hora, pero si hay resurrección, es otra cosa (v. 30) 
"Y si solo aspiro a una recompensa humana, ¿de qué me sirve haber sostenido en Éfeso un combate contra fieras? Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!" (15:32)

Es decir, la resurrección, no es solo una bonita doctrina que trae esperanza ante la muerte, es un motor para entregar mi vida por el bien de otros, pues la misericordia, la justicia, la bondad y el amor, permanecerá al final, anuncian hoy, lo que siempre será. Así mismo la corrupción, la maldad y la injusticia se quedarán en la tumba. 

¿Me lleva la resurrección a entregar mi vida a hacer el bien? ¿Estoy dedicando mi vida a asuntos eternos o a lo efímero?

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