1ª Corintios 9:1-18 trata la cuestión de los recursos materiales de Pablo debido a su ministerio y de como el ha actuado al respecto entre los corintios.
El diezmo es bíblico, formó parte de un sistema de impuesto en el pueblo de Dios que permitía ayudar a los más pobres y vulnerables, pero no formó parte de la iglesia del primer siglo. Hoy se usan pasajes del Antiguo Testamento como Malaquias 3:8-10 para decir que estamos robando a Dios si no diezmamos. Pero si somos serios, debemos entender que la aplicación es incorrecta hoy, sobre todo, si usando la economía de la comunidad en mantener edificios y otros bienes materiales, no respondemos a los pobres. Aplicar estos versos de Malaquía desde su perspectiva original, implica no perder la perspectiva de los más necesitados y vulnerables en el entorno (Malaquias 3:5).
Algunos usan pasajes como Timoteo 5:17 para establecer salarios a profesionales religiosos que no es de carácter itinerante, y aunque creo que es algo legítimo si una comunidad decide mantener a alguno de sus miembros, no creo que la interpretación que se usa hace justicia al contexto y objetivo de esos pasajes (recomiendo ver el capítulo 8 de Paganismo en tu Cristianismo de los autores Frank Viola y George Barna, donde se hace un estudio históricosobre el tema y se responde a preguntas interesantes, aun con respecto al verso de Timoteo). En caso de que una comunidad cristiana decida mantener a uno o más de sus miembros económicamente, se debería tratar la manera de combatir el clero-laicado que puede producir, ya que el efecto del mismo puede ser desastroso: cargar el ministerio sobre los "profesionales" suele crear una cultura del consumismo religioso en la comunidad.
Dicho esto, Pablo muestra que si alguien sirve, alguien paga, y mucho más cuando el servicio implica viajar y sostenerte en un lugar donde no tienes tu hogar, esto debería ser un derecho legítimo, al que Pablo, por cierto, renuncia:
"Si otros se consideran con derecho a ello, mucho más nosotros. Y, sin embargo, no hemos querido utilizar este derecho. Preferimos soportar lo que sea, a fin de no crear impedimento alguno al anuncio del mensaje evangélico de Cristo." (9:12)
En un mundo donde con frecuencia queda al descubierto intenciones económicas dudosas de líderes y organizaciones aun en el ámbito religioso, la receta de Pablo resulta ser un buen antídoto.
Por mi parte este pasaje me plantea dos aplicaciones:
- Por un lado, saber que el servicio de algunos hermanos requieren gastos, y que de manera voluntaria puedo contribuir en generosidad ante ellos para aligerar sus cargas. Que el modelo Nuevo Testamentario nos muestre ofrendas de carácter voluntario y no el establecimiento de leyes regulares, no debe ser motivo para menguar la generosidad ante los hermanos que dan de su tiempo y recursos para bendecirnos.
- Por otro lado, que en la medida de lo posible puedo imitar a Pablo, no exigiendo dinero ante el ministerio que desarrollo en favor de otros y de esta manera contribuir a quitar barreras innecesarias e intenciones oscuras cuando se trata de compartir el evangelio mediante el uso de mi tiempo, vehículos y recursos.
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