El último capítulo de la carta, nos permite ver algunos aspectos interesantes del ministerio apostólico: La ayuda a los necesitados (15:1-4), la visita a los hermanos (16:5-9), el potenciar las funciones ministeriales de otros (16:10-18), y el crear vínculos con la iglesia cuando esta se encuentra con fronteras de tipo geográfico (16: 19-24)
Llama mi atención como el apóstol coordina la ayuda para los que están pasando necesidad en Judea:
"En cuanto a la colecta en favor de los cristianos de Judea, seguid las instrucciones que di a las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana aportad cada uno de vosotros lo que hayáis podido ahorrar, para que no haya que andar con colectas cuando os visite." (16:1-2)
Muchas veces lo de "cada primer día de la semana aportad cada uno de vosotros..." se ha usado para instituir un sistema de financiación ajeno al de la iglesia nueva testamentaria, donde el dinero va primeramente para sostener edificios, materiales de programas y sueldos de profesionales religiosos, y probablemente, si llega, habrá una partida para los necesitados. Sin embargo, aunque puede ser legítimo como cada comunidad cristiana decida emplear su economía, y organizarse, lo que no debemos olvidar es que este pasaje, como muchos otros en el Nuevo Testamento que hoy son usados para tratar de instituir los diezmos y ofrendas, habla de una respuesta ante una necesidad específica.
Digo esto, porque la iglesia occidental, a veces tan infectada del individualismo y el materialismo, a veces puede llegar a recoger mucho fondos para proyectos y eventos, mientras en medio de la propia comunidad, en medio de su entorno, y en medio de la realidad de otras comunidades, hay muchos parados, aun hermanos desahuciados a los que solo se les mira como responsables de su situación.
Parece ser que en el primer siglo esto no era así, y que la función apostólica de la iglesia, hacía lo posible para que no fuera.
Hay una frase en este capítulo que resumen muy bien la intención de Pablo de que los obstinados Corintios regresen a la práctica del evangelio:
"Todo lo que hagáis, hacedlo con amor."(16:15)
La palabra amor aquí es en el original, "ágape", al igual que en el capítulo 13, por lo que se está refiriendo a la práctica intencional del bien hacía otros. He de reconocer, que en medio de un mundo roto, en medio de un tiempo de crisis, y en medio de tantas familias pasando por momentos de dolor, oportunidad para hacer todo con amor, no nos falta.
¿Es mi comunidad cristiana un lugar donde tomamos consciencia de las necesidades y nos animamos y ayudamos para suplirlas? ¿Qué puede estar impidiendo la práctica del amor ágape como nuestro estilo de vida?
Llama mi atención como el apóstol coordina la ayuda para los que están pasando necesidad en Judea:
"En cuanto a la colecta en favor de los cristianos de Judea, seguid las instrucciones que di a las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana aportad cada uno de vosotros lo que hayáis podido ahorrar, para que no haya que andar con colectas cuando os visite." (16:1-2)
Muchas veces lo de "cada primer día de la semana aportad cada uno de vosotros..." se ha usado para instituir un sistema de financiación ajeno al de la iglesia nueva testamentaria, donde el dinero va primeramente para sostener edificios, materiales de programas y sueldos de profesionales religiosos, y probablemente, si llega, habrá una partida para los necesitados. Sin embargo, aunque puede ser legítimo como cada comunidad cristiana decida emplear su economía, y organizarse, lo que no debemos olvidar es que este pasaje, como muchos otros en el Nuevo Testamento que hoy son usados para tratar de instituir los diezmos y ofrendas, habla de una respuesta ante una necesidad específica.
Digo esto, porque la iglesia occidental, a veces tan infectada del individualismo y el materialismo, a veces puede llegar a recoger mucho fondos para proyectos y eventos, mientras en medio de la propia comunidad, en medio de su entorno, y en medio de la realidad de otras comunidades, hay muchos parados, aun hermanos desahuciados a los que solo se les mira como responsables de su situación.
Parece ser que en el primer siglo esto no era así, y que la función apostólica de la iglesia, hacía lo posible para que no fuera.
Hay una frase en este capítulo que resumen muy bien la intención de Pablo de que los obstinados Corintios regresen a la práctica del evangelio:
"Todo lo que hagáis, hacedlo con amor."(16:15)
La palabra amor aquí es en el original, "ágape", al igual que en el capítulo 13, por lo que se está refiriendo a la práctica intencional del bien hacía otros. He de reconocer, que en medio de un mundo roto, en medio de un tiempo de crisis, y en medio de tantas familias pasando por momentos de dolor, oportunidad para hacer todo con amor, no nos falta.
¿Es mi comunidad cristiana un lugar donde tomamos consciencia de las necesidades y nos animamos y ayudamos para suplirlas? ¿Qué puede estar impidiendo la práctica del amor ágape como nuestro estilo de vida?
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