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DISCIPLINA EN LA IGLESIA (2ª CORINTIOS 2)

En el capítulo 2 de la carta, Pablo hace referencia a una persona que ha sido puesta en disciplina en medio de la comunidad cristiana, probablemente siguiendo las instrucciones del apóstol. Ahora, Pablo se asegura de que dicha disciplina cumpla el propósito por el que se llevó a cabo, que no es otro que el de renovar y restaurar a dicha persona.

Pero para ello, se hace necesario dos cosas. Por un lado que el ofensor sea perdonado. Entre otras cosas, para que dicha disciplina no se convierta en un acto de venganza y una oportunidad para que satanás consiga sus propósitos. Por ello Pablo dice:

"...en realidad, lo que yo he perdonado —si algo he tenido que perdonar— lo he hecho por vosotros, y el mismo Cristo es testigo. Hay que evitar que Satanás saque partido de esto, conociendo como conocemos sus ardides." (2:10b-11)

Por otro lado, que se ejerza en una justa medida, para evitar una tristeza excesiva y desesperación:

"Lo que ahora procede es que le perdonéis y lo animéis no sea que el exceso de tristeza lo empuje a la desesperación." (2:7)

Dicho esto, hemos de reconocer que el tema de la disciplina en la iglesia no deja de tener cierta polémica. Por un lado hay comunidades donde apenas se contempla y otras donde se ejerce estrictamente. Por otro lado, hay conductas que siempre son objetos de disciplina (sobre todo las relacionadas con temas sexuales), mientras que otras, igualmente condenadas en las Escrituras, pasan desapercibidas para los que disciplinan.

Sospecho que si queremos entender como se ejercía el proceso de la disciplina en el Nuevo Testamento, tenemos que abrir nuestros ojos a una realidad organizativa que se aleja mucho de la que hoy presenta la cristiandad.

El hecho de que las cartas apostólicas, que por lo general trataban de enfrentar problemas y malas conductas en la iglesia local, fueran mandadas y leídas a toda la comunidad, y no a los ancianos, nos muestra, además de que los presbíteros de la iglesia Nueva Testamentaria no ejercían monopolio de las reuniones (como vemos en las descripciones de las reuniones generales en 1ª Corintios 14:26-40), que tampoco tomaban  las decisiones por el resto de la comunidad, ni siquiera en materia disciplinaria. Con ello no quiero decir que no ejercieran su influencia, sino que la autoridad ejercida era de tipo moral y no posicional. De hecho cuando en Hebreos leemos "obedeced a vuestros pastores" en el original encontramos otro matiz, siendo una mejor traducción: "dejaos persuadir..."

El término "ancianos" no es un término religioso, sino que es tomado de la organización social del contexto de Pablo. Por ello dicho término, traía a la mente de los cristianos, personas maduras y experimentadas en la ciudad, a las cuáles se podía acudir para recibir consejo y dirección en momentos de dificultad y desorientación. El que para nosotros traiga personas que gobiernan al estilo de un director de empresa, es una muestra de como influencia nuestra realidad cotidiana a la hora de leer e interpretar las Escrituras.

Cuando en primera de Corintios Pablo hace referencia a la necesidad de actuar ante un miembro que ha caído en inmoralidad sexual, no le escribe a los ancianos para que actúen, por el contrario hace responsable de la actuación de indiferencia a toda la comunidad (1ª Corintios 5).

Reconozco que puede ser muy cómodo la idea de que un grupo de ancianos dirijan los asuntos de la iglesia, tomen las decisiones en todas las cuestiones incluida la disciplina, manejen todos los problemas y suplan todas la enseñanzas, sin embargo, esta manera de pensar, nunca se detecta en las cartas apostólicas ni en la narrativa completa del Nuevo Testamento. Quizás por ello, el consumismo religioso brilla por su ausencia en el primer siglo en comparación con la realidad de nuestros días.

¿Cómo podemos madurar en mi comunidad cristiana a la hora ayudar a hermanos a ser restituidos de vivir de manera inadecuada? ¿Qué implicaría buscar consenso y que todos nos sintamos responsables de como tratar casos que requieran no mirar para otro lado? ¿Qué implica a nivel práctico perdonar al ofensor y evitar que entre en tristeza excesiva o desesperación?




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