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IMAGEN (2ª CORINTIOS 10)

Pablo sigue señalando el desprecio que ha recibido por parte de algunos Corintios, quienes llegaron a afirmar que el era duro en las cartas, pero un "pobre hombre" en persona. Todo ello, le lleva a tratar el tema de como nos presentamos ante los demás.

Lo que ha llamado mi atención en 2ª de Corintios 10 son los dos últimos versos:

"Por lo demás, el que quiera presumir, que presuma del Señor, pues no queda acreditado como bueno el que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien Dios alaba." (10:18-19)

Reconozco que me preocupa lo que los demás puedan pensar de mi, sin embargo, las palabras de Pablo me hacen pensar que solo me debería importar lo que Dios piense de mi.

La relación que Dios mantiene con nosotros es en base a la gracia. Eso significa que Él no me valora en base a mis éxitos o mi formación, no tiene que ver con lo que soy y lo que hago, sino que a pesar de lo que soy y de lo que hago el me ama, me acpta y me valora. Eso no significa que no desee que yo sea transformado, ni mucho menos, sin embargo, avanzar en el Camino de Jesús, buscar obedecerle y agradarle, no es la manera de obtener el favor de Dios, sino más bien la manera en la que agradezco su amor incondicional.

A veces descubro que estoy preocupado por como otros me pueden llegar a ver. Me doy cuenta de que eso puede ser una señal de que estoy tratando de buscar afirmación fuera del Señor, sin embargo, en Jesús, soy nueva criatura, parte de una nación santa y de un pueblo adquirido por Dios para anunciar sus virtudes, soy un colaborador de Dios en la restauración de un mundo roto y mucho más. Además, lo verdaderamente importante, es que independientemente de lo que piensen de mi los que me rodean, yo esté ocupado en agradar a Dios y en vivir al estilo de Jesús, no para ganarme su amor, sino para agradecerle lo que soy por su sola gracia.


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