Mucho de los libros bíblicos son de carácter histórico y por ello nos permiten ver costumbres con las que no siempre nos sentimos familiarizados. Los capítulos 4 y 5 de Jueces nos muestra las hazañas durante el tiempo en que Débora mantenía su liderazgo en Israel.
"Por aquel tiempo, Débora, una profetisa, mujer de Lapidot, era juez en Israel. Se sentaba a juzgar bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la montaña de Efraín; y los israelitas acudían a ella en busca de justicia." (4:4-5)
Nos dice el relato que Débora era profetiza, y que del pueblo subían a menudo a consultarle. Además, este pasaje nos relata la muerte de Sísara, el jefe del ejercito que oprimía a Israel. Por cierto, fue otra mujer, Jael, la que acabó con su vida, tal como Débora profetizó.
"—Iré contigo, pero ya no será tuya la gloria de la campaña que vas a emprender, porque el Señor entregará a Sísara en manos de una mujer." (4:9a)
Vivimos en una sociedad de gran influencia machista, donde algunos ven con dificultad que por razones de género se lleven a cabo ciertas responsabilidades y funciones. Esto también se deja notar en la vida eclesial de comunidades cristianas, donde los privilegios no son los mismos por razón de género.
No creo que sea casualidad que la Biblia, en medio de épocas y culturas donde también experimentaron el machismo, nos permita vislumbrar historias como estas.
Esta historia deshace algunas horribles declaraciones de la cultura machista ya que es una mujer la que gobierna, la que trae palabra de Dios, y es otra mujer la que acaba con la vida del jefe del ejercito opresor.
¿Es tu comunidad cristiana un lugar donde el género no determina la función de liderazgo, la participación y la acción? ¿Somos consciente que Dios puede usar a cada miembro del cuerpo sin importar su género para hacer cosas increíbles más allá de lo que pueda esperar una cultura?
"Por aquel tiempo, Débora, una profetisa, mujer de Lapidot, era juez en Israel. Se sentaba a juzgar bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la montaña de Efraín; y los israelitas acudían a ella en busca de justicia." (4:4-5)
Nos dice el relato que Débora era profetiza, y que del pueblo subían a menudo a consultarle. Además, este pasaje nos relata la muerte de Sísara, el jefe del ejercito que oprimía a Israel. Por cierto, fue otra mujer, Jael, la que acabó con su vida, tal como Débora profetizó.
"—Iré contigo, pero ya no será tuya la gloria de la campaña que vas a emprender, porque el Señor entregará a Sísara en manos de una mujer." (4:9a)
Vivimos en una sociedad de gran influencia machista, donde algunos ven con dificultad que por razones de género se lleven a cabo ciertas responsabilidades y funciones. Esto también se deja notar en la vida eclesial de comunidades cristianas, donde los privilegios no son los mismos por razón de género.
No creo que sea casualidad que la Biblia, en medio de épocas y culturas donde también experimentaron el machismo, nos permita vislumbrar historias como estas.
Esta historia deshace algunas horribles declaraciones de la cultura machista ya que es una mujer la que gobierna, la que trae palabra de Dios, y es otra mujer la que acaba con la vida del jefe del ejercito opresor.
¿Es tu comunidad cristiana un lugar donde el género no determina la función de liderazgo, la participación y la acción? ¿Somos consciente que Dios puede usar a cada miembro del cuerpo sin importar su género para hacer cosas increíbles más allá de lo que pueda esperar una cultura?
Felicidades por el artículo y la valentía de publicarlo en un mundo de hombres
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