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EXCUSAS (ÉXODO 3-4)

Me adentro en los capítulos tres y cuatro del libro de Éxodo donde se narra el llamado de Dios a Moisés para ser un canal a través del cual traiga libertad a los extranjeros que están siendo explotados. Varias cosas llaman mi atención:

La primera es que Moisés se encuentra con Dios en el contexto de la vida cotidiana, estaba cuidando ovejas. Esto me hace pensar si estoy consciente de que Dios está más allá de nuestras actividades religiosas y de que el obra en medio de la rutina diaria también.

Lo segundo es que el llamado de Dios es para un hombre fugitivo, que ha cometido homicidio, que tiene una profesión solitaria que le da poco prestigio o influencia social, probablemente de edad avanzada y que además tiene dificultad para hablar. La religión nos dirá que para servir a Dios y ser usado para bendecir a muchas personas, necesitaremos una amplia experiencia, asistir a seminarios, obtener títulos y reconocimientos, sin embargo, historias bíblicas como estas, desafían nuestras expectativas al respecto.

Lo tercero que llama mi atención es que Moisés no deja de poner excusas al llamado de Dios. "No soy nadie", "¿Qué responderé cuando me pregunten?", "No creerán cuando me escuchen", "Tengo dificultad para hablar", "por favor envía a otro que no sea yo". Me doy cuenta que Moisés a menudo me representa muy bien.

Sabemos que Dios finalmente usó a Moisés para liberar a los cautivos. Sabemos que más adelante se nos relatará como Dios se aparece a este pueblo en el desierto y como le da instrucciones de que deben vivir de una manera diferente: descansando y permitiendo que el forastero descanse, teniendo en cuenta al huérfano, a la viuda y al extranjero, no poniendo la confianza en carros y caballos, siendo un pueblo cuyo único gobernador sea Dios. Sin embargo, la historia nos muestra que finalmente este pueblo acabó reproduciendo el modelo de Egipto. Los profetas se dieron cuenta que aunque habían sido liberados del Faraon, todos llevamos en el corazón un Faraón del que debemos ser librados. También se dieron cuenta que dicha condición es una condición mundial, y al final, acabaron hablando de una humanidad con un nuevo corazón, de la liberación de las naciones, y de un cielo nuevo y una tierra nueva. Moisés fue llamado a la liberación de los extranjeros en Egipto, pero ¿quien encabezará esta revolución y liberación mundial?

Al leer la porción de hoy, la idea de que somos llamados y enviados por Dios para colaborar con Él en la restauración de un mundo roto, no se ha quitado de mi mente. Jesús es el libertador esperado y sus discípulos somos enviados hoy a vivir como Él vivió, a hacer lo que Él hizo, para ello hemos recibido el Espíritu Santo. Somos invitados a adentrarnos en toda una aventura de liberación.

Hoy Dios quiere seguir usando a personas que no cumplen con el estándar de la religión, sigue llamándonos en medio del contexto cotidiano. Hoy seguimos poniendo excusas, a pesar de haber recibido el Espíritu Santo que tiene el poder de guiar, consolar, sanar, liberar, convencer...

Ayer iba con mis dos hijas camino del supermercado. De repente vi a un joven cojeando con una muleta, su amigo le ayudaba. Unos minutos antes, había tenido una conversación con mi hija mayor de cinco años acerca de como podemos orar a Dios por las necesidades de otros, sabiendo que el contestará siempre de la mejor manera. Le comenté que a veces Dios contesta "si", a veces "no" y a veces "espera", pero que siempre era bueno contar con él. Al ver al joven cojeando, sentí que estaba preparado para una oración de fe a la que el Señor parecía asegurarme que la respuesta sería si. Sin embargo, acabé siendo Moisés en el momento de las excusas: "Y si me toma por loco", "Y si no es Dios el que me está impulsando a orar por este chico", ¿Y si es mejor otro día que no lleve a la pequeña en el porta-bebé y a la grande en el carrito?"... pasé por al lado de los jóvenes y no dije ni hice nada.

"Señor, tengo tantas o más excusas que Moisés, sin embargo, en tu paciencia me recuerdas hoy que a pesar de que estoy siendo restaurado, de cosas aun de las que me avergüenzo contar, tu has decidido usar al débil y frágil para mostrar tu gloria, para proclamar el evangelio del Reino diciendo que Tu te has acercado y demostrando tu amor y poder con hechos que evidencian la buena noticia. Jesús, tu nos has enseñado como vivir, como llevar a cabo la misión, como responder a un mundo que te necesita. Ayuda mi incredulidad, que pueda responder a mis dudas y temores con un pequeño paso de fe. Gracias porque aunque la fe sea tan pequeña como un grano de mostaza, tu nos has dicho que es suficiente para ver los montes moverse. Quiero ver como los montes se mueven Jesús"


Comentarios

  1. Muy edificante reflexión, como siempre. Gracias por esta porción, medito a raíz de ella sobre mis excusas, a cuál más peregrina. Mi entorno del día a día es muy relacional, un entorno escolar rodeado de adolescentes y con unos compañeros de ideas muy dispares. Espero poder ser ejemplo con mi comportamiento y no excusarme ni achantarme cuando llegue el momento de hablar.

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    1. Gracias por tu comentario Alfonso, estoy en un entorno muy similar, Dios nos ayude a ver que estamos pisando terreno santo y a saber responder a su llamado allí donde nos ha puesto. Un abrazo

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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