
Continuo en la epístola a la que bien podríamos llamar "la carta sobre la libertad". Pablo prosigue enfatizando la importancia de no caer en tratar de añadir "otras cosas" para obtener la libertad que se obtiene solo por gracia, mediante la fe en la obra de Cristo. Los que hacen depender su libertad en base a obedecer ciertos ritos y tradiciones, al final deciden tomar un camino que no es el de la gracia:
"Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído." (5:3,4)
Ahora bien, que la libertad se obtenga solo por Cristo, no significa que aquello que él nos da no deba ser cuidado y mantenido en nosotros. De hecho, esta carta es para ayudar a los discípulos que estaban siendo persuadidos a andar la fe fuera de la gracia, a que permanecieran en el camino del Espíritu, que es una vida en la que el amor prevalece. Lo cual nos muestra que es posible empezar por la gracia y acabar en una vida de religión legalista:
"Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?" (5:7)
Todo ello me lleva a la necesidad de repensar nuestra conversión y no verla solo en su dimensión de evento, sino también de proceso. Pues el pasado del que me arrepentí, ya no existe, y el futuro tampoco, por ello no está mal que me plantee: ¿estoy andando hoy en la gracia de Dios?, ¿Estoy andando en el Espíritu o en en mis propias fuerzas? En realidad el presente es todo lo que puedo entregar.
Mi declaración de fe del pasado, no necesariamente se tiene que corresponder con la actual. Es decir, que yo le dijera a Jesús que le entrego mi vida, no significa que las nuevas realidades estén rendidas a Él ahora. ¿Son mis emociones y luchas expuestas con honestidad ante Dios? ¿Está mi matrimonio rendido a Él? ¿Trabajo como un acto de adoración o tratando de agradar a los hombres? ¿Es mi ocio y tiempo libre una expresión de alabanza ante las bendiciones de Dios? Es posible haber recibido libertad, y decidir vivir en esclavitud.
"Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo." (5:13-14)
Si, hemos sido libertados, pero la gracia nunca significó estar de brazos cruzados, la vida de fe es la misma vida de Cristo en nosotros, esa que nos lleva y nos permite amar a Dios, amar al prójimo y hacer discípulos, es decir, cumplir con el propósito de ser iglesia. La exhortación sigue siendo para nosotros:
"Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne." (5:16b)
Y saber si estamos andando en el Espíritu o en la carne, es algo posible si nos atrevemos a evaluar aquello a lo que estamos dedicando tiempo (5:19-21), y a comprobar que el fruto del Espíritu esté presente en nosotros (5:22-26). Es decir, mantener la libertad que hemos recibido es una responsabilidad en la que tenemos un papel activo y no pasivo.
¿Cómo podemos ayudarnos a evaluar nuestra vida para ver si estamos en el Espíritu?
Te doy a conocer una manera práctica de evaluación continua que usamos en mi comunidad cristiana y que nos ayuda a examinar nuestra fe en el contexto de la vida cotidiana: http://andandoenelcamino.com/grupos-de-crecimiento/
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