Los capítulos del cuatro al siete de primera de Samuel comienza con la derrota de Israel ante los Filisteos. El pueblo pensó que llevando el Arca del Pacto a la guerra obtendrían victoria, pero sin embargo fueron derrotados y los filisteos se quedaron con el Arca. Los filisteos se ve que colocaron el Arca cerca de su dios Dagón y entonces ocurrió lo siguiente:
"Cuando los de Asdod se levantaron al día siguiente, encontraron a Dagón caído en el suelo ante el Arca del Señor. Agarraron a Dagón y lo pusieron en su sitio. Cuando se levantaron a la mañana siguiente, encontraron de nuevo a Dagón caído en el suelo ante el Arca del Señor. Tenía la cabeza y las dos manos arrancadas y tiradas sobre el umbral; de Dagón solo quedaba el tronco." (5:3-4)
La esencia del pecado tiene que ver con que hemos decidido vivir sin tener en cuenta al Creador, hemos creído la mentira de que podemos ser "como Dios", decidiendo lo que está bien y está mal, independientemente de lo que Dios ha determinado. El pecado en su esencia, es una rebelión, lo cual nos lleva al punto de hacer Señor de nuestra vida a otros "dioses". Estos dioses pueden ser en nuestros días el hedonismo, el consumismo, el materialismo, en definitiva todo a lo que de paso nuestro egoísmo... Para los filisteos, esta rebelión estaba representada entre otras cosas por la imagen de Dagón, en quien confiaban. Sin embargo, Dios le mostró a los Filisteos que Dagón no era un dios en quien confiar, y lo comunicó de manera muy representativa.
Más adelante, en el capítulo siete, vemos a Samuel, aprovechando la crisis de Israel para proponer un plan de actuación. El plan consiste en lo siguiente:
"Entonces Samuel se dirigió a todos los israelitas para decirles: —Si queréis volver totalmente al Señor, retirad de entre vosotros a los dioses y diosas extranjeros, entregaos plenamente al Señor, adoradlo en exclusiva y él os librará de los filisteos. Los israelitas retiraron las imágenes de Baal y Astarté y adoraron al Señor en exclusiva. Samuel les ordenó: —Convocad a todo Israel en Mispá y yo oraré por vosotros al Señor. Se reunieron en Mispá, sacaron agua, la derramaron ante el Señor y ayunaron aquel día, diciendo: —Hemos pecado contra el Señor." (7:3-6a)
Arrepentimiento tiene que ver con un giro de ciento ochenta grados en nuestro manera de vivir. Está relacionado con reconocer nuestra rebelión y volvernos al Señor para obedecerle.
Siempre me parece acertado tener en cuenta que el arrepentimiento no es solo un evento, sino también un proceso. Si, un día somos consciente de que nuestra vida necesita un giro, y como Israel, confesamos nuestra rebelión y empezamos a tomar medidas. Sin embargo, es posible rendir nuestra realidad actual al Señor, y no hacerlo con las realidades que van apareciendo tras ese arrepentimiento inicial. Esto le pasaba a menudo al pueblo de Israel, se arrepentían, pero con el paso del tiempo, volvían a tener nuevos dioses. El arrepentimiento, por tanto, no debe ser solo un evento, sino un proceso, una actitud constante, que debería ser revisada regularmente para asegurarnos que las nuevas realidades están siendo postradas ante Dios.
¿De qué manera podemos en nuestra comunidad cristiana tener un ritmo de evaluación que nos ayude a entender el arrepentimiento como una actitud constante?
En nuestro caso, los Grupos de Crecimiento, nos han parecido una buena práctica para ello. Si estás interesado puedes acceder a la explicación de los mismos aquí: http://andandoenelcamino.com/grupos-de-crecimiento/
"Cuando los de Asdod se levantaron al día siguiente, encontraron a Dagón caído en el suelo ante el Arca del Señor. Agarraron a Dagón y lo pusieron en su sitio. Cuando se levantaron a la mañana siguiente, encontraron de nuevo a Dagón caído en el suelo ante el Arca del Señor. Tenía la cabeza y las dos manos arrancadas y tiradas sobre el umbral; de Dagón solo quedaba el tronco." (5:3-4)
La esencia del pecado tiene que ver con que hemos decidido vivir sin tener en cuenta al Creador, hemos creído la mentira de que podemos ser "como Dios", decidiendo lo que está bien y está mal, independientemente de lo que Dios ha determinado. El pecado en su esencia, es una rebelión, lo cual nos lleva al punto de hacer Señor de nuestra vida a otros "dioses". Estos dioses pueden ser en nuestros días el hedonismo, el consumismo, el materialismo, en definitiva todo a lo que de paso nuestro egoísmo... Para los filisteos, esta rebelión estaba representada entre otras cosas por la imagen de Dagón, en quien confiaban. Sin embargo, Dios le mostró a los Filisteos que Dagón no era un dios en quien confiar, y lo comunicó de manera muy representativa.
Más adelante, en el capítulo siete, vemos a Samuel, aprovechando la crisis de Israel para proponer un plan de actuación. El plan consiste en lo siguiente:
"Entonces Samuel se dirigió a todos los israelitas para decirles: —Si queréis volver totalmente al Señor, retirad de entre vosotros a los dioses y diosas extranjeros, entregaos plenamente al Señor, adoradlo en exclusiva y él os librará de los filisteos. Los israelitas retiraron las imágenes de Baal y Astarté y adoraron al Señor en exclusiva. Samuel les ordenó: —Convocad a todo Israel en Mispá y yo oraré por vosotros al Señor. Se reunieron en Mispá, sacaron agua, la derramaron ante el Señor y ayunaron aquel día, diciendo: —Hemos pecado contra el Señor." (7:3-6a)
Arrepentimiento tiene que ver con un giro de ciento ochenta grados en nuestro manera de vivir. Está relacionado con reconocer nuestra rebelión y volvernos al Señor para obedecerle.
Siempre me parece acertado tener en cuenta que el arrepentimiento no es solo un evento, sino también un proceso. Si, un día somos consciente de que nuestra vida necesita un giro, y como Israel, confesamos nuestra rebelión y empezamos a tomar medidas. Sin embargo, es posible rendir nuestra realidad actual al Señor, y no hacerlo con las realidades que van apareciendo tras ese arrepentimiento inicial. Esto le pasaba a menudo al pueblo de Israel, se arrepentían, pero con el paso del tiempo, volvían a tener nuevos dioses. El arrepentimiento, por tanto, no debe ser solo un evento, sino un proceso, una actitud constante, que debería ser revisada regularmente para asegurarnos que las nuevas realidades están siendo postradas ante Dios.
¿De qué manera podemos en nuestra comunidad cristiana tener un ritmo de evaluación que nos ayude a entender el arrepentimiento como una actitud constante?
En nuestro caso, los Grupos de Crecimiento, nos han parecido una buena práctica para ello. Si estás interesado puedes acceder a la explicación de los mismos aquí: http://andandoenelcamino.com/grupos-de-crecimiento/
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