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DIFICULTADES BÍBLICAS Y COTIDIANAS (2ª SAMUEL 21-24)

Llego al final del libro y me encuentro con una serie de suplementos: La venganza de los gabaonitas y la muerte de los hijos de Saúl (Cap. 21), Salmo de David (Cap. 22), Últimas palabras de David e historias de sus héroes (Cap. 23), El Censo de David y sus consecuencias (Cap. 24).

Encuentro en estos capítulos algunas contradicciones bíblicas aparentes. Entre ellas, el siguiente texto que nos dice que quien mató a Goliat fue Eljanán:

"En otra batalla contra los filisteos, acaecida en Nob, Eljanán, hijo de Jaír de Belén, derrotó a Goliat, el de Gat, que tenía una lanza con un asta como el madero de un telar." (21:19)

Algunos eruditos hablan de un error de copia de los cronistas, ya que en 1ª Samuel 17:50 dice que David mató a Goliat y explica con detalles como fue la batalla y en 1ª Crónicas encontramos:

"Volvió a levantarse guerra contra los filisteos;  y Elhanán hijo de Jair mató a Lahmi,  hermano de Goliat geteo,  el asta de cuya lanza era como un rodillo de telar." (1 Crónicas 20:5)

Es decir, Elhanán mató en realidad al hermano de Goliat.

Algunos argumentan que el original dice textualmente "ET GOLIAT HAGITÍ" y lo han traducido como "a Goliat el Geteo". Es decir, lo que el versículo en realidad está diciendo es que Elhanan mató al que estaba con Goliat el guití/geteo.

Otra dificultad está relacionada con el censo de David. Tras hacerlo, este se arrepiente y Dios trae castigo por llevarlo a cabo. ¿Qué hubo de malo en hacer este censo? Además, este relato lo encontramos también en 1ª Crónicas 21, allí dice que fue Satanás quien incitó a David a hacer el censo y en 2ª de Samuel 24 que fue el Señor quien instigó a David. El comentarista Willian Mc Donald nos sugiere la siguiente explicación: "Satanás lo incitó, David lo realizó y Dios lo permitió."

Parece que el problema del censo realmente se encontraba en las motivaciones de David para llevarlo a cabo y no me cabe duda ante estos pasajes y aparentes contradicciones, que estamos frente a la realidad de que las Escrituras, si bien son inspiradas por Dios, no dejan de contener las impresiones de los escritores humanos. Por ello es muy importante plantearnos lo que estos en realidad querían comunicar. Ellos escogieron las palabras y énfasis por alguna razón, aunque a veces nosotros, sumergidos en otros contextos, tengamos dificultad para entenderlo. El estudio bíblico requiere por tanto tener muy en cuenta el contexto original de los escritores, debemos ponernos en su piel para saber porque escribieron lo que escribieron y de la forma que lo hicieron. Ellos tenían unos objetivos claros y por ello escogieron ciertas frases y palabras y no otras que quizás nos hubieran gustado más a nosotros.

Dejando a un lado las dificultades de interpretación para la que "doctores tiene la iglesia" y trabajo cada uno de nosotros, al llegar al final del libro lo que realmente me ha resaltado es el capítulo 22. Me centro por tanto en otras dificultades, las cuáles están más relacionadas con las que enfrento en la vida cotidiana:

"El Señor es mi bastión, mi baluarte, mi salvador;
es mi Dios, la fortaleza en que me resguardo;
es mi escudo, mi refugio y mi defensa;
el salvador que me libra de los violentos.
Yo invoco al Señor, digno de alabanza,
y quedo a salvo de mis enemigos."
 (22:2-4)

En David encontramos importantes contradicciones, así como en nuestras propias vidas, sin embargo, su confianza en Dios para enfrentar la dificultad, la vemos una y otra vez y supone un importante reto para mi vida. El pudo declarar también:

"...me he apartado del pecado." 
(22:24)

Todo ello me hace pensar en tres cosas:

Primero, reconocer los muchos momentos en los que Dios ha sido para mi un refugio, un libertador. No debo olvidarme de ello y no debo dejar la práctica de alabarle por sus obras.

Segundo, no olvidar que debo seguir dependiendo de él para enfrentar las dificultades presentes y por venir. Corro el riesgo de tratar de enfrentarlas solo, sin tener en cuenta su voz, y en mis propias fuerzas, pero si de algo me advierte las historias bíblicas, y mi propia experiencia, es que ese no es el camino. Tener en cuenta a Dios no significa que las circunstancias que me rodeen no serán adversas, o que no tenga que esperar y confiar y canalizar mi temor y confusión. Sin embargo, tengo acceso a la paz que sobrepasa todo entendimiento y me acompaña la promesa de que ni la muerte va a poder frenar la Vida que Dios me ha prometido. Cuento con la práctica de echar toda mi ansiedad sobre él, sabiendo que tiene cuidado de nosotros. 

Tercero, debo poder decir como David: "me he apartado del pecado". Para ello, cuento con la práctica de examinar mi corazón delante de Dios, y la confesión ante él y ante los que me acompañan íntimamente en mi comunidad cristiana. Doy gracias a Dios por su misericordía y su gracia y por aquellos con los que me ha permitido andar junto su Camino experimentando la realidad de que confesarnos nuestros pecados unos a otros y orar unos por otros nos trae sanidad. 


Comentarios

  1. Una estupenda reflexión. Gracias por compartirla.
    Saludos y hasta el Impulso!
    =)

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