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PERSECUCIÓN (APOCALIPSIS 6-8:1)

Tras la visión del Trono de Dios descrita en los capítulos 4 y 5, me adentro en la secuencia del libro donde el Cordero rompe los siete sellos que mantienen cerrado el rollo:

"Vi entonces cómo el Cordero rompió el primero de los siete sellos" (6:1a)

A partir de aquí, Juan nos hablará de 7 sellos, 7 trompetas y 7 copas. Algunos tratan de ver aquí una secuencia lineal, sin embargo, me inclino más por la posibilidad de que cada conjunto de 7, represente un mismo periodo desde un punto de vista diferente. Juan parece describir el periodo desde la resurrección de Jesús hasta su retorno para establecer el Reino completamente, de ahí que lo que describe, puede llegar a ser tan familiar tanto a los primeros lectores de la carta como a nosotros mismos.

No podemos olvidar que esta carta culmina con una imagen donde Cielo y Tierra se unen, se trata de la restauración de todo lo que el pecado ha estropeado, de una nueva creación (capítulos 21-22). Nos encontramos por tanto, en la parte de la carta donde se responde a preguntas muy importantes para nosotros: ¿Vamos a heredar esa nueva creación? ¿Vamos a poder soportar todas estas aflicciones presentes? ¿Cómo se va a establecer el Reino de Dios completamente?

La porción en la que me adentro hoy (6-8:1), concretamente la ruptura de los siete sellos, nos muestra aspectos importantes al respecto.

Los primeros 4 sellos implican la liberación de 4 jinetes, uno blanco, uno rojo, uno negro y uno amarillo (6:2-8), que representan la guerra, la conquista, el hambre y la muerte. En realidad, se tratan de aspectos muy actuales en nuestros noticieros diarios. Es una buena descripción de la realidad de nuestro mundo roto no solo en nuestra relación con Dios, sino también en nuestra relación con el prójimo y con el entorno que nos rodea.

El quinto sello hace referencia a los mártires cristianos que han sido asesinados. A lo largo de la historia de la humanidad esto ha sido una realidad pasada y también presente. De hecho las Iglesias en Asia experimentaron la muerte de uno de sus miembros por un gobierno violento, y ¿qué decir de los cristianos que están muriendo hoy en zonas de opresión? La organización cristiana Puertas Abiertas nos puede ayudar a tener una visión más clara de lo que están padeciendo y arriesgando nuestros hermanos en diferentes partes del mundo bajo gobiernos opresores y grupos radicales.

El sexto sello nos habla de la respuesta de Dios ante tanta injusticia y maldad. Es una imagen desoladora de las consecuencias cósmicas de vivir fuera de las pautas establecidas por el Creador. El camino de la destrucción culmina en destrucción. Pero ¿qué pasa con los que viviendo en medio de esta desolación son parte de la nueva humanidad, esa que ha decidido reconocer su necesidad de redención y reconoce a Jesús como Salvador y Maestro?

"Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¿quién podrá resistir en pie?" (6:17)

Es entonces cuando ángeles reciben estas palabras:

"— No causéis daño a la tierra, al mar o a los árboles hasta que marquemos en la frente a los servidores de nuestro Dios." (7:3)

Juan escucha entonces el número de los sellados:

"Y pude oír el número de los marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil, tomados de todas las tribus de Israel." (7:4)

La terminología que se usa es militar, hace referencia a los censos que se realizan para las batallas. Pero al igual que cuando Juan escuchó acerca de que el León de Judá era digno de abrir los sellos y al mirar vio en vez de un León un Cordero que había sido degollado, ahora mira, y en vez de un ejército, se encuentra con una muchedumbre de todo pueblo, tribu y nación:

"Vi luego una muchedumbre inmensa, incontable. Gentes de toda nación, raza, pueblo y lengua; todos de pie delante del trono y del Cordero; todos vestidos con túnica blanca, llevando palmas en la mano" (7:9)

Personas de todas las culturas, en vez de vestidas de militar, con ropas blancas, y en vez de llevar armas, llevan palmas en sus manos. La aclamación de estas personas es la siguiente:

"La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero." (7:10)

Dice el texto de esta muchedumbre:

"Estos son los que han pasado por la gran persecución, los que han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, rindiéndole culto día y noche en su Templo; y el que está sentado en el trono los protege. Ya no volverán a sentir hambre ni sed ni el ardor agobiante del sol. El Cordero que está en medio del trono será su pastor, los conducirá a manantiales de aguas vivas, y Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos." (7:14b-17)

Finalmente en el verso 1 del capítulo 8 se hace referencia al 7º sello y hay silencio, y desde ahí, como si de una de una muñeca rusa matrioska se tratara, Juan "nos saca" las siete trompetas, lo cual nos mostrará otra visión de las dificultades en la Tierra hasta que el Reino sea establecido.

El acercarme al texto me hace pensar en como se espera que los seguidores de Jesús enfrentemos las injusticias presentes. En el Reino de Dios, la batalla la pelea un Cordero que ha sido degollado, es decir, el mal se combate con la gracia. Los vencedores, no son soldados con armas, sino aquellos que han confiado en su Dios y que han decidido mirarle a Él y esperar en Él con fidelidad y obediencia.

Apocalipsis nos trae un mensaje revolucionario en medio de un mundo donde la violencia se combate con violencia. En los planes de Dios, Jesús muere por sus enemigos, y sus seguidores, estamos llamados a representarles. Pero lo que parece una derrota, en realidad es el camino de la victoria más absoluta sobre la maldad e injusticia de este mundo roto. Es por ello, que Juan no anima a los cristianos perseguidos a los que escribe a organizarse como movimiento revolucionario violento. La carta de Juan ofrece una perspectiva de lo que pasa y pasará que nos lleva a una respuesta alternativa que implica una confianza en Dios y un permanecer fiel a las enseñanzas de Jesús, lo cual afecta rotundamente como respondemos activamente ante la violencia que nos rodea.

Apocalipsis nos deja ver que no siempre seremos librados de las injusticias de este mundo, pero siempre estaremos bajo la protección, cuidado y poder del que ha vencido y finalmente, a pesar de las dificultades, venceremos, pues ni la muerte puede evitar lo que Jesús nos ofrece. La restauración de todas las cosas y el establecimiento pleno de su Reino es inminente.

Pienso en mi necesidad de adentrarme más en las historias de la iglesia perseguida en el mundo para orar, apoyar y aprender acerca de como se aplica la fe en situaciones extremas. Creo que esto me puede ayudar a huir de la tendencia de los cristianos en occidente a llamar persecución a lo que muchas veces son las consecuencias de no amar a otros como Jesús me amó a mi mismo.  Pienso en como responder con confianza en Dios ante las injusticias de nuestros días. Todo ello, me lleva a valorar lo que en este mundo no se valora y carece de sentido, como vencer el mal con el bien, considerar la gracia y el amor como armas de destrucción masiva de la maldad, confiar en Dios a pesar de las circunstancias que nos rodean, y no perder la esperanza de que al final la justicia y la misericordia prevalecerán, porque el amor nunca deja de ser.

Tengo hermanos dispuestos a perder su vida por confesar a Jesús y seguirle, ¿por qué yo estoy dispuesto a callar o no actuar con tal de evitar que alguien pueda pensar que soy extraño?

¿Cómo afecta el papel de los redimidos en medio de la persecución y la victoria del Cordero sobre la maldad a mi visión del apoyo a la pena de muerte y las guerras como respuestas efectivas para combatir el mal?

¿Cómo una relación con Dios que es eterna y esta presente hoy y más allá de la muerte, afecta la visión del mundo temporal, material y hedonista?




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