Me adentro ahora en una densa poesía que incluye las respuestas de los amigos de Job a su queja y expresión profunda de dolor y donde Job responde también a sus argumentaciones. Elifaz, Bildad y Zofar representan lo mejor del pensamiento teológico del este, y he de reconocer que en ocasiones me recuerdan y los identifico con las corrientes teológicas de nuestros días.
Elifaz empieza con un tono suave, le recuerda a Job que el enseñaba a muchos y que ahora le toca aplicar sus propios consejos a su situación:
"Tú, que a tantos dabas lecciones,
que fortalecías los brazos débiles,
que animabas al vacilante con tus consejos,
que robustecías las rodillas temblorosas,
¿ahora que te toca, flaqueas?
¿Te llega el turno y te asustas?" (4:3-5)
La teología de Elifaz representa mucho de nuestros propios supuestos:
"Yo que tú apelaría a Dios,
confiaría a Dios mi causa." (5:8)
El discurso implica la idea de que el Señor disciplina a quien ama, las heridas de Dios son para traer sanidad, confía...
Bildad trata de explicar el sufrimiento a través de una actitud más confrontacional. ¿Y si estás experimentando el dolor de la pérdida de tus hijos porque quizás ellos pecaron?
"Si tus hijos pecaron contra él,
ya los hizo cargar con su delito." (8:4)
Tras la diplomacia de Elifaz y la ambigüedad de Bildad, nos encontramos con la crueldad de Zofar:
"...Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece." (11:6b)
Las argumentaciones de los amigos van tomando cada vez más, un tono juicioso, hasta el punto que el propio Elifaz, que comenzó con prudencia, acaba en el capítulo veintidós acusando a Job de una gran maldad.
¿Cuáles son los pensamientos que nosotros usamos para explicar el dolor y la desgracia que nos rodea a nosotros mismos o a otros? ¿Con cuál de estos tres personajes nos identificaríamos más?
Lo más increíble de esta obra, es que Job, responde insatisfecho a todas las argumentaciones de sus amigos, y aunque su respuesta no deja de tener declaraciones incorrectas teológicamente hablando, sobre todo en lo que tiene que ver con la justicia de Dios, si poseen una verdad que sus amigos ignoran y que el propio Dios afirma en los dos primeros capítulos: Job es justo y el sufrimiento no es la consecuencia directa de su pecado.
Por tanto, dogmatizar acerca de que todo acto de dolor y sufrimiento en el mundo y creer que siempre es consecuencia de nuestro propio camino torcido es un error a la luz de esta historia.
Hay sin embargo, algo en las respuestas de Job, que nos habla de que aun hay cierta apertura ante las argumentaciones de los demás:
"Enseñadme, y yo callaré;
Hacedme entender en qué he errado." (6:24)
No puedo dejar de pensar en los muchos diálogos teológicos abiertos en nuestros días, ni en las muchas opiniones acerca de como deberíamos actuar ante las leyes de nuestro país o las decisiones de los políticos. Sin embargo, en medio de tantas opiniones y juicios, lo que a veces más nos puede ayudar es el entrenamiento de nuestra actitud ante ellos. Estaba pensando en como me pongo a la defensiva rápidamente cuando recibo crítica de algún tipo u opiniones opuestas a las mias. Pero, ¿qué puede pasar si en el próximo mes me propongo callar ante la crítica? ¿Y si decido recibirla con agradecimiento y meditar en la misma?
Job también señaló a sus amigos el error de no escucharle:
"Ojalá callarais por completo,
Porque esto os fuera sabiduría." (13:5)
¿Qué pasaría si en vez de apresurarme ante las argumentaciones de otros, tratara de empatizar y meditar ante ellas?
La disciplina espiritual del silencio es una desconocida en los tiempos que corren, sin embargo, en medio de tanto debate teológico y político en nuestros días, quizás hiciéramos bien en considerar en meditar estas palabras de Job.
Elifaz empieza con un tono suave, le recuerda a Job que el enseñaba a muchos y que ahora le toca aplicar sus propios consejos a su situación:
"Tú, que a tantos dabas lecciones,
que fortalecías los brazos débiles,
que animabas al vacilante con tus consejos,
que robustecías las rodillas temblorosas,
¿ahora que te toca, flaqueas?
¿Te llega el turno y te asustas?" (4:3-5)
La teología de Elifaz representa mucho de nuestros propios supuestos:
"Yo que tú apelaría a Dios,
confiaría a Dios mi causa." (5:8)
El discurso implica la idea de que el Señor disciplina a quien ama, las heridas de Dios son para traer sanidad, confía...
Bildad trata de explicar el sufrimiento a través de una actitud más confrontacional. ¿Y si estás experimentando el dolor de la pérdida de tus hijos porque quizás ellos pecaron?
"Si tus hijos pecaron contra él,
ya los hizo cargar con su delito." (8:4)
Tras la diplomacia de Elifaz y la ambigüedad de Bildad, nos encontramos con la crueldad de Zofar:
"...Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece." (11:6b)
Las argumentaciones de los amigos van tomando cada vez más, un tono juicioso, hasta el punto que el propio Elifaz, que comenzó con prudencia, acaba en el capítulo veintidós acusando a Job de una gran maldad.
¿Cuáles son los pensamientos que nosotros usamos para explicar el dolor y la desgracia que nos rodea a nosotros mismos o a otros? ¿Con cuál de estos tres personajes nos identificaríamos más?
Lo más increíble de esta obra, es que Job, responde insatisfecho a todas las argumentaciones de sus amigos, y aunque su respuesta no deja de tener declaraciones incorrectas teológicamente hablando, sobre todo en lo que tiene que ver con la justicia de Dios, si poseen una verdad que sus amigos ignoran y que el propio Dios afirma en los dos primeros capítulos: Job es justo y el sufrimiento no es la consecuencia directa de su pecado.
Por tanto, dogmatizar acerca de que todo acto de dolor y sufrimiento en el mundo y creer que siempre es consecuencia de nuestro propio camino torcido es un error a la luz de esta historia.
Hay sin embargo, algo en las respuestas de Job, que nos habla de que aun hay cierta apertura ante las argumentaciones de los demás:
"Enseñadme, y yo callaré;
Hacedme entender en qué he errado." (6:24)
No puedo dejar de pensar en los muchos diálogos teológicos abiertos en nuestros días, ni en las muchas opiniones acerca de como deberíamos actuar ante las leyes de nuestro país o las decisiones de los políticos. Sin embargo, en medio de tantas opiniones y juicios, lo que a veces más nos puede ayudar es el entrenamiento de nuestra actitud ante ellos. Estaba pensando en como me pongo a la defensiva rápidamente cuando recibo crítica de algún tipo u opiniones opuestas a las mias. Pero, ¿qué puede pasar si en el próximo mes me propongo callar ante la crítica? ¿Y si decido recibirla con agradecimiento y meditar en la misma?
Job también señaló a sus amigos el error de no escucharle:
"Ojalá callarais por completo,
Porque esto os fuera sabiduría." (13:5)
¿Qué pasaría si en vez de apresurarme ante las argumentaciones de otros, tratara de empatizar y meditar ante ellas?
La disciplina espiritual del silencio es una desconocida en los tiempos que corren, sin embargo, en medio de tanto debate teológico y político en nuestros días, quizás hiciéramos bien en considerar en meditar estas palabras de Job.
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