Tras la muerte del rey Belsasar, hijo de Nabucodonosor, el capítulo anterior acabó con las siguientes palabras:
"Y Darío el medo se apoderó del reino a los sesenta y dos años de edad." (5:31)
El nuevo rey Dario colocó a Daniel en un puesto de responsabilidad y privilegio debido a sus cualidades, lo cual parece que causó envidia a los administradores del reino, quienes hicieron lo posible por quitarlo del medio, siendo difícil para ellos encontrar importantes faltas en Daniel:
"Pronto Daniel demostró ser más capaz que los otros administradores y altos funcionarios. Debido a la gran destreza administrativa de Daniel, el rey hizo planes para ponerlo frente al gobierno de todo el imperio. Entonces los demás administradores y altos funcionarios comenzaron a buscar alguna falta en la manera en que Daniel conducía los asuntos de gobierno, pero no encontraron nada que pudieran criticar o condenar. Era fiel, siempre responsable y totalmente digno de confianza." (6:3-4)
La escena me lleva a preguntarme que nivel de integridad tengo en mis labores y conducta. He de confesar, que quien quiera buscar faltas en mi, no lo va a tener difícil. Sin embargo ¿Estoy dispuesto a mejorar y tratar de ser recto e íntegro en aquello que hago y digo?
No obstante, si alguien quiere condenarnos, lo va a hacer, y ante ello, a veces solo nos queda confiar en que Dios es justo y en su momento hará justicia.
Los administradores buscaron crear una ley donde solo el rey Darío fuera adorado y es allí donde pudieron demostrar que Daniel solo se postraba a adorar al único Dios:
"Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios." (6:10)
En esta escena encontramos como la disciplina espiritual nos puede ayudar a no perder el norte cuando estamos en terreno hostil. Daniel ya no estaba en su tierra, no estaba bajo las fiestas y ceremonias que le ayudaban a obedecer a Dios, sin embargo, su práctica de orar tres veces al día le permitía poner la mirada en su Creador en una cultura que ponía la mirada en otros dioses.
Vivimos en un mundo donde muchos que nos rodean e influencian no tienen en cuenta a Dios, tampoco podemos ignorar nuestra vieja naturaleza, que se empeña en que vivamos desde los impulsos de nuestro corazón roto y herido. ¿Qué prácticas pueden ayudarme a no perder el norte?
A lo largo de los siglos, inspirados por la práctica bíblica de tener un ritmo de oración, muchos cristianos practican el oficio diario, donde al menos tres veces al día nos comprometemos a parar y mirar a Dios con el fin de que no le perdamos de vista en medio de nuestras labores, dificultades y tormentas. Esta práctica espiritual, desde la actitud correcta, actúa como las señales necesarias para no perdernos en el Camino. En realidad se trata de convertir todo lo que hacemos en nuestro día en algo sagrado, llevándolo a cabo con una consciencia de la presencia de Dios y una actitud de postración constante.
¿Estoy perdiendo a Dios de vista en medio de mi trabajo, de mi ocio, de mi familia o de mis crisis? ¿Qué práctica o prácticas espirituales pueden ayudarme a no perder el norte?
Al final, Daniel es acusado de adorar a Dios y no al rey, y por ello es lanzado al foso de los leones. Esto nos recuerda que a veces, si alguien quiere acusarnos y vernos como culpables, lo va a hacer. Sin embargo, en tal caso, Daniel solo permaneció firme e integro en su fe, a través de su disciplina espiritual. Dios se encargó de su situación, y en este caso, lo libró de la muerte.
"Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho nada malo en contra de usted, su majestad." (6:22)
¿Qué puedo aprender del ejemplo de Daniel cuando la gente a mi alrededor me señala como culpable y digno de castigo?
"Y Darío el medo se apoderó del reino a los sesenta y dos años de edad." (5:31)
El nuevo rey Dario colocó a Daniel en un puesto de responsabilidad y privilegio debido a sus cualidades, lo cual parece que causó envidia a los administradores del reino, quienes hicieron lo posible por quitarlo del medio, siendo difícil para ellos encontrar importantes faltas en Daniel:
"Pronto Daniel demostró ser más capaz que los otros administradores y altos funcionarios. Debido a la gran destreza administrativa de Daniel, el rey hizo planes para ponerlo frente al gobierno de todo el imperio. Entonces los demás administradores y altos funcionarios comenzaron a buscar alguna falta en la manera en que Daniel conducía los asuntos de gobierno, pero no encontraron nada que pudieran criticar o condenar. Era fiel, siempre responsable y totalmente digno de confianza." (6:3-4)
La escena me lleva a preguntarme que nivel de integridad tengo en mis labores y conducta. He de confesar, que quien quiera buscar faltas en mi, no lo va a tener difícil. Sin embargo ¿Estoy dispuesto a mejorar y tratar de ser recto e íntegro en aquello que hago y digo?
No obstante, si alguien quiere condenarnos, lo va a hacer, y ante ello, a veces solo nos queda confiar en que Dios es justo y en su momento hará justicia.
Los administradores buscaron crear una ley donde solo el rey Darío fuera adorado y es allí donde pudieron demostrar que Daniel solo se postraba a adorar al único Dios:
"Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios." (6:10)
En esta escena encontramos como la disciplina espiritual nos puede ayudar a no perder el norte cuando estamos en terreno hostil. Daniel ya no estaba en su tierra, no estaba bajo las fiestas y ceremonias que le ayudaban a obedecer a Dios, sin embargo, su práctica de orar tres veces al día le permitía poner la mirada en su Creador en una cultura que ponía la mirada en otros dioses.
Vivimos en un mundo donde muchos que nos rodean e influencian no tienen en cuenta a Dios, tampoco podemos ignorar nuestra vieja naturaleza, que se empeña en que vivamos desde los impulsos de nuestro corazón roto y herido. ¿Qué prácticas pueden ayudarme a no perder el norte?
A lo largo de los siglos, inspirados por la práctica bíblica de tener un ritmo de oración, muchos cristianos practican el oficio diario, donde al menos tres veces al día nos comprometemos a parar y mirar a Dios con el fin de que no le perdamos de vista en medio de nuestras labores, dificultades y tormentas. Esta práctica espiritual, desde la actitud correcta, actúa como las señales necesarias para no perdernos en el Camino. En realidad se trata de convertir todo lo que hacemos en nuestro día en algo sagrado, llevándolo a cabo con una consciencia de la presencia de Dios y una actitud de postración constante.
¿Estoy perdiendo a Dios de vista en medio de mi trabajo, de mi ocio, de mi familia o de mis crisis? ¿Qué práctica o prácticas espirituales pueden ayudarme a no perder el norte?
Al final, Daniel es acusado de adorar a Dios y no al rey, y por ello es lanzado al foso de los leones. Esto nos recuerda que a veces, si alguien quiere acusarnos y vernos como culpables, lo va a hacer. Sin embargo, en tal caso, Daniel solo permaneció firme e integro en su fe, a través de su disciplina espiritual. Dios se encargó de su situación, y en este caso, lo libró de la muerte.
"Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho nada malo en contra de usted, su majestad." (6:22)
¿Qué puedo aprender del ejemplo de Daniel cuando la gente a mi alrededor me señala como culpable y digno de castigo?
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