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FIRMES EN LA FE (2ª JUAN)

La segunda carta de Juan se dirige a la "señora" y a sus hijos, algunos piensan que este término es una metáfora, aunque no hay que descartar que el termino "señora" pueda hacer referencia a una cristiana madura con funciones de anciana en medio de los cristianos que se reúnen en su casa:

"Yo, Juan, el anciano, les escribo esta carta a la señora elegida y a sus hijos, a quienes amo en la verdad —y no solo yo sino también todos los que conocen la verdad—," (1:1)

Esta segunda carta mantiene el énfasis en el amor, como fundamento de nuestra espiritualidad:

"Les escribo para recordarles, queridos amigos, que nos amemos unos a otros. Este mandamiento no es nuevo, sino que lo hemos tenido desde el principio. El amor consiste en hacer lo que Dios nos ha ordenado, y él nos ha ordenado que nos amemos unos a otros, tal como ustedes lo oyeron desde el principio." (1:4-6)

El amor es un término que se usa constantemente en nuestro vocabulario; no dejamos de escucharlos en canciones, poesías, artículos etc. Sin embargo, Juan no necesariamente se está refiriendo al amor tal como se entiende en muchos de los contextos donde hoy se nombra. Juan no habla de un sentimiento que hoy está y quizás mañana no, tampoco se refiere al amor como un acto que nos sirve como moneda de cambio para satisfacer nuestras propias necesidades. A veces usamos la palabra "querer" como sinónimo de "amor", sin embargo, cuando alguien nos dice "te quiero", quizás podemos preguntarle "·¿Para qué me quieres?". En griego y también en hebreo hay diferentes palabras que nosotros traducimos por amor, y estas palabras no significan lo mismo.

Para Juan, el amor del que habla es el denominado en griego por la palabra "ágape" y se entiende bien en Jesús, quien nos ha mostrado que Dios nos ama de manera activa, incondicional, a pesar de y hasta que le ha dolido. Es por ello que cuando hablamos de que amamos a otros, bien pudiéramos preguntarnos si lo estamos haciendo a la manera en la que Dios nos ha ordenado y enseñado.

Juan está muy preocupado por las personas que han salido de las iglesias diciendo que Jesús no es el Mesías, que no ha venido en carne. Decir y creer esto es una invitación a perder de vista el amor de Dios en su manera más palpable y evidente para nosotros. Parece que algunas personas que van diciendo esto, lo hacen como misioneros itinerantes y es en este contexto que debemos entender el consejo de que no sean recibidos:

"Si alguien los visita y no lleva esta enseñanza, no lo reciban en casa ni le den la bienvenida, pues quien le da la bienvenida se hace cómplice de sus malas obras." (1:10-11)

Muchos, sin entender el contexto, han mal usado este versículo como excusa de rechazar a aquellos que no piensan como nosotros en algún tema, incluso para apartar de la comunidad a los que manifiestan dudas sinceras abiertamente. Detrás de la mala interpretación de esta carta, a menudo se esconde nuestro espíritu controlador sobre los demás, un espíritu que se suele disfrazar de firmeza y amor por la verdad y la sana doctrina, pero que suele esconder el temor de nuestra falta de confianza. Es muy bueno que en la siguiente carta (3ª de Juan) se nombre un personaje llamado Diótrefes que nos hace pensar en los problemas de un liderazgo controlador, pero esto es para verlo más adelante.

No obstante, el mal uso de esta carta, no nos debe apartar de considerar el valor y la importancia de no perder de vista el AMOR con mayúscula, que en nuestra fe, no se trata de un mero sentimiento, si no de una persona real que vive y se manifiesta hoy en nosotros y a través de nosotros. Al igual que los receptores de este escrito debían ser prácticos en no dar cabida entre ellos el perder de vista su fundamento de fe, nosotros debemos hacerlo igual. Si amamos a Jesús y valoramos el amor que Dios nos ha manifestado en Cristo, debemos responder con firmeza ante quienes nos inviten a perder de vista lo que nos ha sanado, liberado y restaurado.

¿De qué manera podemos poner en peligro el amor de Dios como fundamento? ¿Qué nos puede ayudar a centrarnos en amarnos unos a otros desde el amor que Jesús nos ha enseñado?




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