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COSAS QUE ME ACERCAN O ALEJAN DE DIOS (LEVÍTICO 21-22)

Los capítulos 21 y 22 del libro de Levítico se centran en normas que los sacerdotes debían considerar. Los sacerdotes representaban al pueblo delante de Dios, de ahí que debían considerar normas con un nivel más alto de moralidad e integridad en los símbolos del ritual que ejercían. Ya vimos en los capítulos del 8 al 10, que acercarse a Dios en el ritual sin considerar los preceptos del Señor, acabó en la muerte repentina de los hijos de Aarón. Ahora los sacerdotes van a recibir más instrucciones para considerar la santidad del Señor en medio de su labor.

"El Señor dijo a Moisés: — Di a los sacerdotes descendientes de Aarón: Ningún sacerdote se expondrá a la impureza por causa de algún muerto de su parentela," (21:1)

Estos dos capítulos me lleva a considerar que en en el nuevo pacto, Dios considera a cada uno de los seguidores de Jesús como sacerdotes. Jesús ha hecho posible esta nueva realidad:

"y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén." (Apocalipsis 1:5-6)

A la vez, Jesús es ahora nuestro sumo sacerdote:

"Por lo tanto, ya que tenemos un gran Sumo Sacerdote que entró en el cielo, Jesús el Hijo de Dios, aferrémonos a lo que creemos." (Hebreos 4:14)

Es decir, Jesús, que es Dios encarnado, es quien nos representa delante de Dios, él es el hombre que entiende todas nuestras tentaciones pero que nunca pecó y que manifiesta el modelo de vida que permite una comunión constante con Dios:

"Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos." (4:15-16)

Vienen muchas ideas a mi mente ante estos pasajes; Jesús como sumo sacerdote que nos entiende en nuestra debilidad, viviendo en nosotros y haciendo de nosotros una nación de sacerdotes... en realidad todas estas ideas se simplifican en la maravillosa realidad de que Dios es accesible y de que acercarnos a Él con confianza es posible para los seres humanos a pesar de nuestra vulnerabilidad. Los sacerdotes eran aquellas personas que podían estar cerca de Dios.

El cristianismo se mal entiende cuando se percibe como una serie de normas para la vida. En realidad se trata de una relación con Dios, de una vida en armonía con el Amor. Si perdemos de vista el propósito principal de los medios para tener en cuenta a Dios (ya sea en el contexto del Antiguo o del Nuevo Testamento o incluso en nuestros días), acabamos haciendo del vehículo un fin en si mismo y perdemos el maravilloso regalo que Dios nos está ofreciendo: una vida en abundancia a través de una relación real con Él.

Jesús, es nuestro modelo de vida, él nos enseña que significa vivir en armonía con Dios. Esto nos lleva al concepto de discipulado, donde decidimos vivir como Jesús vivió. Sin embargo, hay un asunto clave para que nuestro proceso no acabe convirtiéndose en un mero esfuerzo en acciones buenas y dignas que a la vez no tienen el poder para transformarnos el corazón.

Si, la manera en la que Jesús vivió nos inspira a dar pasos de fe que nos sacan de nuestra zona de confort, pero en medio de esos pasos, reconocemos que solo la gracia de Dios puede transformar lo profundo de nuestro corazón, para que la vida que está en armonía con Dios acabe fluyendo de manera natural y sin esfuerzo.

Sabemos pues que como sacerdotes de un nueva pacto, nuestro llamado es a amar a nuestros enemigos, a orar por los que nos persiguen, a atender al huérfano a la viuda y al extranjero en el nombre de Jesús, a disfrutar del amanecer y del atardecer levantando nuestra voz en agradecimiento ante la asombrosa creación de nuestro Dios... pero reconocemos con honestidad que lo que a veces sale de nuestro corazón son palabras hirientes cuando nos sentimos amenazados y que miramos hacía otro lado ante el mal que nos rodea y que a veces nos regocijamos en lo que es injusto y contribuye a romper aun más nuestro interior y nuestras relaciones.

Los capítulos 21 y 22 de Levíticos ayudaban a los Sacerdotes a permanecer atentos con respecto a considerar al Dios al que servían y al que se acercaban, ellos sabían que cosas hacer y que cosas no hacer para tener siempre a Dios presente. La pregunta para mi es, ¿Cuáles son las señales en el camino que me ayudan a permanecer atento a todo aquello que me mantiene unido al Señor? ¿Cuáles son los elementos que Dios quiere que considere para que experimente más profundamente su cercanía? ¿Qué cosas Dios me está pidiendo que deje de practicar en el poder de Jesús? ¿Qué cosas Dios quiere que haga en el poder de Jesús? ¿De qué manera la vida y las enseñanzas de Jesús son claves para ayudarme a ver que hacer y que no hacer para permanecer en una vida plena?







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