1ª de Pedro 3 es todo un desafío y manifiesto para una vida diferente, bueno, en realidad, es un manifiesto para poner el mundo patas arriba.
El apóstol habla a las mujeres algo que podemos aplicar en nuestra cultura a cada cristiano:
"que nuestra preocupación no esté en la imagen externa sino en la condición de nuestro corazón" (3:3 - 4).
Estas palabras son muy útiles en una cultura hedonista y basada en la imagen, donde somos invitados constantemente a dedicar nuestro tiempo y dinero en el cuidado exterior.
La pregunta es ¿cómo me dedico a cuidar mi interior? Además de pensar en disciplinas como la oración y meditación bíblica, no podemos dejar de ver algunos de los resultados prácticas de los que cuidan su corazón, y el capítulo no podría dar mejores consejos:
- el buscar una buena relación en el matrimonio, y podríamos aplicar esto a toda relación humana; tratando de bendecir y honrar al otro (v. 1-7)
"De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas" (3:7a)
- buscando un mismo sentir, siendo empáticos y compasivos y respondiendo con bien aun cuando nos hacen mal, es decir rechazar toda clase de mal y buscar la paz (v. 8-12)
"No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición." (3:9)
Recordemos de nuevo el contexto de la carta: los cristianos están viviendo en un entorno hostil, donde es posible recibir sufrimiento por hacer el bien. Pedro les explica como es imitar a Jesús en la manera de tratar a las autoridades civiles injustas, amos que no siempre nos tratan con dignidad, cónyuges que no comparten nuestra misma fe... es decir, los cristianos entramos a una posibilidad de libertad, que nos permite no dejarnos llevar por el odio y la venganza, sino por el contrario, ser capaces de amar y tratar bien aun a nuestros enemigos o quienes no siéndolos no nos tratan siempre como nos gustarían.
¿Has tenido alguna vez algún familiar, vecino o compañero de trabajo que te haya mostrado antipatía por algún asunto o que te manifieste desprecio a menudo? Imagínate que ante acciones de odio y desprecio tu respondes con actos de servicio y beneficio a favor del agresor.
Cuando nos sentimos amenazados, los expertos dicen que nuestro cerebro reptiliano se pone muy activo, anulando nuestra capacidad para poder ver más allá de nuestra propia supervivencia inmediata. Es entonces cuando nuestro comportamiento más se asemeja al de los animales cuando están en peligro; estos huyen o atacan. Nosotros hacemos lo mismo cuando nos sentimos amenazados: o nos alejamos con desprecio y queja o les respondemos desde la ira.
Sin embargo, Pedro nos habla de que en Jesús es posible una tercera vía de respuesta, donde somos capaces de ver más allá del menosprecio que nos hacen. En Jesús, podemos estar llenos de amor y aceptación de Dios hasta el punto de ser capaces de reconocer el dolor y la confusión que guía las conductas violentas de quienes nos rodean y no solo eso, sino ser capaces de ofrecerles misericordia y gracia. Leamos otra ves este verso que no tiene desperdicio:
"No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición." (3:9)
Eso es lo que Dios ha hecho por nosotros aun cuando andábamos en contra de su voluntad. En la medida que su amor y gracia nos inunda, este acaba rebosando hacía los demás ¿Conoces una manera mejor de poner el mundo patas arriba? ¿Cómo podrías hoy mismo poner una situación pata arriba?
El apóstol habla a las mujeres algo que podemos aplicar en nuestra cultura a cada cristiano:
"que nuestra preocupación no esté en la imagen externa sino en la condición de nuestro corazón" (3:3 - 4).
Estas palabras son muy útiles en una cultura hedonista y basada en la imagen, donde somos invitados constantemente a dedicar nuestro tiempo y dinero en el cuidado exterior.
La pregunta es ¿cómo me dedico a cuidar mi interior? Además de pensar en disciplinas como la oración y meditación bíblica, no podemos dejar de ver algunos de los resultados prácticas de los que cuidan su corazón, y el capítulo no podría dar mejores consejos:
- el buscar una buena relación en el matrimonio, y podríamos aplicar esto a toda relación humana; tratando de bendecir y honrar al otro (v. 1-7)
"De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas" (3:7a)
- buscando un mismo sentir, siendo empáticos y compasivos y respondiendo con bien aun cuando nos hacen mal, es decir rechazar toda clase de mal y buscar la paz (v. 8-12)
"No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición." (3:9)
Recordemos de nuevo el contexto de la carta: los cristianos están viviendo en un entorno hostil, donde es posible recibir sufrimiento por hacer el bien. Pedro les explica como es imitar a Jesús en la manera de tratar a las autoridades civiles injustas, amos que no siempre nos tratan con dignidad, cónyuges que no comparten nuestra misma fe... es decir, los cristianos entramos a una posibilidad de libertad, que nos permite no dejarnos llevar por el odio y la venganza, sino por el contrario, ser capaces de amar y tratar bien aun a nuestros enemigos o quienes no siéndolos no nos tratan siempre como nos gustarían.
¿Has tenido alguna vez algún familiar, vecino o compañero de trabajo que te haya mostrado antipatía por algún asunto o que te manifieste desprecio a menudo? Imagínate que ante acciones de odio y desprecio tu respondes con actos de servicio y beneficio a favor del agresor.
Cuando nos sentimos amenazados, los expertos dicen que nuestro cerebro reptiliano se pone muy activo, anulando nuestra capacidad para poder ver más allá de nuestra propia supervivencia inmediata. Es entonces cuando nuestro comportamiento más se asemeja al de los animales cuando están en peligro; estos huyen o atacan. Nosotros hacemos lo mismo cuando nos sentimos amenazados: o nos alejamos con desprecio y queja o les respondemos desde la ira.
Sin embargo, Pedro nos habla de que en Jesús es posible una tercera vía de respuesta, donde somos capaces de ver más allá del menosprecio que nos hacen. En Jesús, podemos estar llenos de amor y aceptación de Dios hasta el punto de ser capaces de reconocer el dolor y la confusión que guía las conductas violentas de quienes nos rodean y no solo eso, sino ser capaces de ofrecerles misericordia y gracia. Leamos otra ves este verso que no tiene desperdicio:
"No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición." (3:9)
Eso es lo que Dios ha hecho por nosotros aun cuando andábamos en contra de su voluntad. En la medida que su amor y gracia nos inunda, este acaba rebosando hacía los demás ¿Conoces una manera mejor de poner el mundo patas arriba? ¿Cómo podrías hoy mismo poner una situación pata arriba?
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