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MI DESOBEDIENCIA Y SU FIDELIDAD (DEUTERONOMIO 1-3)

Comienzo la lectura del quinto libro del Pentateuco, el libro de Deuteronomio. El significado del nombre que recibe este escrito, Deuteronomio,  es "segunda ley", ya que Moisés, a punto de morir, se presenta ante el pueblo para exhortarles a que sean obediente ante lo que Dios ha dicho y darles también nuevas leyes a considerar.

"Estas son las palabras que Moisés comunicó a todo Israel, al otro lado del Jordán, en el desierto" (1:1a)

Israel ha estado muchos años por el desierto y están a punto de entrar en la tierra que Dios les prometió, es un momento clave, y Moisés quiere que haya una conciencia de como ha afectado la desobediencia durante este tiempo en el desierto y la importancia de vivir bajo la guía de Dios. Precisamente los tres primeros capítulos recuerdan escenas de la rebelión del pueblo hacía Dios:

"Sin embargo, vosotros os rebelasteis contra la orden del Señor vuestro Dios, os negasteis a subir, y os pusisteis a murmurar dentro de vuestras tiendas diciendo: “El Señor debe odiarnos; nos sacó de Egipto para entregarnos en manos de los amorreos y destruirnos”" (1:26-27)

"Yo os lo advertí, pero no me escuchasteis; os rebelasteis contra la orden del Señor y tuvisteis la osadía de subir a la montaña" (1:43)

La desobediencia a Dios trae consecuencias nefastas:

"Por eso tuvisteis que permanecer tanto tiempo en Cadés Barnea." (1:46)

Sin embargo, Dios seguía mostrando una y otra vez su gracia, y Moisés lo resalta en su discurso:

"Porque el Señor tu Dios te ha bendecido en todo lo que has emprendido, ha protegido tu caminar a través de este inmenso desierto y nada te ha faltado durante estos cuarenta años, porque el Señor tu Dios ha estado contigo”." (2:7)

Soy consciente de que me introduzco en escenas y leyes muy extrañas para mi, sin embargo, hay un principio universal en este texto que se hace muy presente a lo largo de la lectura de todo el Antiguo Testamento. Me refiero a la realidad de una humanidad que decide vivir sin tener en cuenta a Dios, es decir, en rebelión hacía su Creador, lo cual nos conduce a consecuencias no deseadas. Y por otro lado, la realidad de un Dios que a pesar de nuestra rebelión, nos da nuevas oportunidades, con el fin de librarnos de los caminos torcidos que escogemos. 

La gracia de Dios significa que el Creador no nos da lo que merecemos, sino lo que necesitamos. El paradigma jurídico está muy presente en la Biblia, así como lo está en todas las culturas de la humanidad, no olvidemos que la Biblia en gran parte, nos narra como Dios se manifiesta en medio de la realidad humana caída, desde nuestro propio lenguaje y cultura. Sin embargo, el Nuevo Testamento nos da luz acerca de como las leyes jurídicas del pueblo de Israel, y podemos decir que de todos los pueblos, por necesarias y útiles que sean para las sociedades, no tienen el poder de transformar lo profundo del corazón. 

"Porque si la ley pudiera dar vida, entonces la justicia realmente se obtendría en virtud de la ley" (Gálatas 3:21b)

La ley en las Escrituras se hace universal para nosotros en como la misma Biblia la resumen en palabras de Jesús y también de Pablo:

"Jesús contestó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos." Mateo 22:37-40)

"Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo." (Gálatas 5:14)

Sin embargo, el cumplimiento de la ley, solo es posible de manera perdurable desde la transformación de nuestros corazones por el Espíritu Santo, lo cual se lleva a cabo dentro del proceso de caminar con Dios en el día a día y a través de la gracia.

Tener estos conceptos en cuenta, nos ayuda a entender porque el legalismo no nos hace mejores personas y también a que necesitamos alimentar un andar con el Señor en su gracia, donde somos honestos con él con respecto al estado de nuestro corazón. Reconocemos así la importancia de cumplir la ley, es decir, de amar a Dios y de amar a nuestro prójimo, como elementos claves para una vida plena, pero a la vez, reconocemos nuestras grandes limitaciones para ello y venimos ante el Dios que nos libra de la culpabilidad y nos transforma con su presencia constante.

Las palabras de Moisés al pueblo, son muy oportunas para mi vida, me recuerdan que a pesar de mis errores, Dios siempre es fiel y permanece dispuesto para enseñarme y transformarme, la pregunta es ¿Cómo la meditación en esta realidad me ayuda a caminar más consciente de su presencia y más en armonía con su voluntad? ¿Cuál es mi parte en el proceso de transformación en el que Dios me tiene?





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