Ir al contenido principal

IDENTIFICANDO LO QUE ME DESTRUYE (1ª REYES 20)

El capítulo 20 en el que me he adentrado en estos días se narra como el rey de Siria trata de derrotar al rey Acab, pero sin embargo, los ancianos del pueblo animaron a Acab a no entregarse y un profeta de Dios profetizó acerca de la victoria que obtendrían.

Israel vence al rey de Siria, y aun un año después vuelve a vencerlo. Sin embargo, Acab muestra misericordia con el rey Sirio, haciendo pacto con él. 

"Y le dijo Ben-adad: Las ciudades que mi padre tomó al tuyo, yo las restituiré; y haz plazas en Damasco para ti, como mi padre las hizo en Samaria. Y yo, dijo Acab, te dejaré partir con este pacto. Hizo, pues, pacto con él, y le dejó ir." (20:34)

Esta acción es mal vista por un profeta el cual anuncia malas consecuencias de este acto a Acab y al pueblo.

Parece que Acab, al hacer pacto con el rey Sirio tras la guerra, estaba violando los preceptos acerca de los anatemas (Éxodo 17:8-14; Deuteronomio 25:17-19), los cuales debían ser destruidos con el propósito de que el pueblo permaneciera en santidad.

Estas leyes en su literalidad no tienen lugar en mi contexto actual y son extrañas para mí. Es el problema de mi descontextualización social, política y religiosa con este texto ancestral. Miro los pasajes acerca de destruir a los enemigos, y viene a mi mente las palabras de Jesús, mi maestro, invitándome a amar a mis enemigos. 

"Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;" (Mateo 5:44)

Sin embargo, he de entender que el corazón de Acab en esta historia, para nada representa la obediencia al Maestro en sus intenciones de amar al enemigo. Estamos en un contexto de reyes absolutistas tratando de mantener su poder e influencia en el mundo. 

Hay un principio que se hace universal en este pasaje: Acab mostró "amor" por sus enemigos olvidando su amor por Dios (la palabra que se traduce por clemencia en el verso 31 es la misma que se usa para hablar de la misericordia de Dios con su pueblo). Esto me recuerda que somos hechos para amar, sin embargo, si no amamos al Dios que es AMOR por encima de todas las cosas, si no le obedecemos a él antes que a nosotros mismos y a otros, acabamos amando lo que no nos conviene. El amor a Dios hace que podamos expresar nuestro amor adecuadamente hacía todo lo que nos rodea, pero sin alinearnos con Dios, nuestro supuesto "amor" es egoista, desordenado, y aun acabamos amando lo que nos destruye.

En un mundo donde vemos cada día en las noticias acerca de guerras religiosas, he de recordar que Pablo nos recuerda que nuestra lucha hoy no es contra carne y sangre, es decir, nuestros enemigos no son las personas. 

"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes." (Efesios 6:12)

El que nuestra lucha no sea contra carne y sangre no significa que no tenga una lucha que librar. Hay una tendencia en mí a buscar mi propio bien olvidando a Dios y el verdadero bien de mi prójimo. Hay sistemas en este mundo que fomentan el quitar mi mirada de Dios y ponerla en mi propio placer y el enemigo de mi alma trabaja para que así sea.

¿Tengo identificado al verdadero enemigo de mi alma? ¿Mostraré alianza con aquello que me destruye o mostraré obediencia a Dios? La advertencia del profeta es también para nosotros, pues nuestro verdadero enemigo quiere destruirnos y solo nuestra rendición a los planes de Dios pueden librarnos.

Esta batalla no es con armas físicas, es una guerra que se lleva a cabo con disposición a amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas y a mi prójimo como a mí mismo. Sin rendirme al Dios que es AMOR no hay victoria y es fácil acabar amando lo que me destruye. 

¿Qué actitudes pueden llevarme a "amar" aquello que me destruye? ¿Qué cosas me destruyen?


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL CONOCIMIENTO AL QUE SE REFIERE OSEAS (OSEAS 4)

Tras los primeros tres capítulos introductorios, la estructura del libro de Oseas nos ofrece el desarrollo de las quejas y advertencias ante la manera de actuar del pueblo de Israel. Podemos detectar dos bloques que desarrollan estas quejas y advertencias, ambos bloques acaban con un poema de esperanza donde la misericordia de Dios se resalta a pesar del pecado del pueblo y sus consecuencias. El primer bloque abarca desde el capítulo 4 al 11 y el segundo del 12 al 14. Hoy me adentro en el capítulo 4 donde Oseas señala una causa del problema: "Escuchen, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor está en pleito con los habitantes del país, pues no hay fidelidad ni amor ni conocimiento de Dios en el país." (4:1) La falta de fidelidad, amor y conocimiento de Dios ha creado un ambiente desolador, donde la mentira, la injusticia, la lascivia y la adoración a otros dioses están en medio de la vida cotidiana del país. "Proliferan perjurios y mentiras, asesi

PACIENCIA NO ES RESIGNACIÓN (SANTIAGO 5:7-20)

Llego al final de mi reflexión en el libro de Santiago. Tras sus comentarios acerca de los ricos opresores, Santiago nos invita a la paciencia: "Por vuestra parte, hermanos, esperad con paciencia la venida gloriosa del Señor. Como espera el labrador el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente que lleguen las [lluvias] de otoño y primavera, así vosotros tened paciencia y buen ánimo, porque está próxima la venida gloriosa del Señor. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para que no seáis condenados; el juez ya está a las puertas." (5:7-9) No podemos negarlo, vivimos en un mundo lleno de injusticias, donde muchas veces el que hace el mal parece prosperar y el inocente e injusto sufre. La receta de Santiago no es una forzosa resignación, por el contrario nos habla de paciencia, lo cual está relacionado con tener paz en medio de circunstancias adversas. Me ayuda que el autor ponga el ejemplo de los profetas y del mismo Job, porque ellos representan la reivindic

LEVÍTICO Y EL CALENDARIO LITÚRGICO (LEVÍTICO 23-25)

Al adentrarme en los capítulos del 23 al 25 del libro de Levítico, nos encontramos con siete fiestas que los Israelitas celebraban a lo largo del año. Estas celebraciones permitían un ritmo de continuo recordatorio acerca de como vivir conectados con Dios e integrando aspectos claves de la vida espiritual. Una celebración semanal es el día de reposo, el cual les recordaba que la vida de explotación que vivieron en Egipto debe ser rechazada. El reposo les invitaba a disfrutar del fruto del trabajo y a recordar que lo que habían hecho los Egipcios con ellos, ellos no lo debían hacer con el extranjero en medio de s propia tierra. "Le dijo el Señor a Moisés: — Habla a los israelitas y diles: Estas son mis fiestas, las fiestas dedicadas al Señor en las que convocarán asambleas sagradas: Durante seis días se podrá trabajar, pero el séptimo día será de descanso, día de asamblea sagrada. No harán en él trabajo alguno: es día de descanso dedicado al Señor dondequiera que habiten.&quo