Eliseo vive en una comunidad que conoce la pobreza. Están padeciendo la manera en la que se está gobernando el país. Una de las mujeres de esta comunidad quedó viuda y Dios usó a su siervo Eliseo para obtener aceite de manera milagrosa, pagar la deuda y evitar que se llevaren a los hijos de la viuda como esclavos.
"La mujer fue a contárselo al profeta y este le dijo: — Ahora vende el aceite, paga a tu acreedor y con el resto podrán vivir tú y tus hijos." (4:7)
Después vemos a Eliseo siendo hospedado por una mujer sunamita, que acaba siendo bendecida con un hijo, este hijo enferma y muere y Eliseo es usado por Dios para devolverle la vida.
"Entonces Eliseo llamó a Guejazí y le dijo: — Llama a la sunamita. La llamó, y ella se presentó ante Eliseo, que le dijo:— Toma a tu hijo." (4:36)
También vemos milagros relacionados con la alimentación en medio de la comunidad de profetas: comidas con venenos restauradas, multiplicación de panes que nos recuerdan a escenas del Nuevo Testamento.
En el capítulo 5 se nos narra cómo un general del ejercito de Siria con lepra llamado Naamán, es sanado tras lavarse 7 veces en el río Jordan y cómo esto le permite reconocer al Dios de Israel.
"Entonces Naamán bajó al Jordán, se bañó siete veces, como le había mandado el profeta, y su carne quedó limpia como la de un niño." (5: 14)
También vemos como el siervo de Eliseo, Giezi contrae la lepra al usar de la mentira y quedarse con los presentes de Naamán que Eliseo decidió no tomar.
"¡Ahora la lepra de Naamán se les pegará para siempre a ti y tus descendientes! Y cuando Guejazí salió de allí llevaba la piel blanca como la nieve." (5:27)
Todas estas historias nos llevan a ver un mover de Dios en medio de aquellos que siendo humildes claman, como la viuda o la mujer sunamita, o una comunidad que experimenta la pobreza, o como aquellos que siendo poderoso como Naamán, acaban humillandose, obedeciendo al profeta y lavándose en un río que no tenía buena reputación.
Por cierto, es curioso, que los que aconsejan a Naamán para que encuentre y obedezca al profeta para su sanidad son: una esclava que vivía en su casa:
"La muchacha dijo a su señora: — Si mi señor fuese a ver al profeta que hay en Samaría, él lo curaría de la lepra." (5:3)
Y sus propios siervos:
"Pero sus servidores se acercaron y le dijeron:— Padre, si el profeta te hubiera mandado algo extraordinario, ¿no lo habrías hecho? Pues con más razón cuando sólo te ha dicho que te bañes para quedar limpio." (5:13)
El libro de reyes, que cuenta las historias de palacios, no deja de llevarnos a ver el mover de Dios en medio de los humildes, aquellos que padecen la corrupción de los poderosos. Entre ellos, está el profeta y siervo de Dios.
Esto me recuerda la vida de Jesús y me lleva a una pregunta: en medio de un mundo dónde tantos padecen las consecuencias de gobiernos corruptos ¿Dónde está la iglesia con respecto a los que están en necesidad? ¿Estamos cómo Eliseo colaborando con la intervención de Dios en medio de los que claman y se humillan?
El ministerio de Eliseo me recuerda que Dios busca a los que se humillan, a los que reconocen su necesidad. Viene a mi mente las palabras de Jesús cuando dijo que los sanos no tienen necesidad de médico.
Sin importar la clase social y nivel económico ¿Quienes son a mi alrededor los que reconocen su necesidad y están dispuesto a creer que Dios puede ayudarlos? Me pregunto esto porque tengo la sensación que como parte de la iglesia, yo debería estar cerca de ellos y a veces estoy tan lejos.
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