"Cristo es la imagen del Dios invisible" (v. 15)
Es decir, él es quien nos revela el carácter de Dios, sus propósitos, sus deseos. Lo hace en nuestra propia dimensión, en aquella que mejor entendemos. Por lo tanto, si deseamos conocer la Divinidad de la mejor manera, podemos mirar a Jesús. Si anhelamos lo que la Deidad tiene para nuestras vidas podemos mirar a Jesús. Si tenemos dudas a la hora de interpretar sus acciones en el mundo o ciertos escritos bíblicos, podemos mirar a Jesús. Si nos preguntamos como debemos vivir la fe en Dios en nuestro entorno, podemos mirar a Jesús...
A través de Jesús hemos sido reconciliados con la Divinidad (1:20 y 22), y esto nos lleva al siguiente punto:
"Es necesario, sin embargo, que permanezcáis sólidamente firmes e inconmovibles en la fe y que no traicionéis la esperanza contenida en el mensaje evangélico que escuchasteis y que ha sido proclamado a todas las criaturas que se encuentran bajo el cielo." (1:23)
Las personas cristianas en Colosas estaban expuestas a ideas que podían quitar la mirada del corazón del evangelio, esa es una de las razones por las que Pablo les escribe ¿Acaso no está esa tendencia tembién a nuestro alrededor? Pienso, por ejemplo, en lo fácil que es dejarnos llevar por el moralismo, es decir, confiar en nuestras propias fuerzas para la transformación, o en otras palabras, tratar de salvarnos a nosotr@s mism@s.
El mensaje hoy es claro, la Deidad nos ha reconciliado con ella por medio de Cristo, sin embargo, "es necesario permanecer sólidamente firmes e inconmovibles en la fe".
Me pregunto ¿De qué manera práctica lucho contra la tendencia a confiar en mi mismo para ser transformado? ¿Qué elementos me ayudan a permanecer anclado en la fe dinámica y viva de que Cristo es mi fuente de transformación y guía, es decir, mi Salvador, mi Maestro y mi Señor?
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