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BUSCANDO LA GUÍA DE DIOS (2ª CRÓNICAS 17-20)

Los capítulos del 17 al 20 nos habla de la vida de Josafat, rey de Judá, destacando que en líneas generales, tuvo en cuenta el camino del rey David:

"El SEÑOR estuvo con Josafat porque él vivió tal como vivió anteriormente su antepasado David. No buscó ayuda de Baal porque Josafat seguía al Dios de sus antepasados y vivía de acuerdo con sus leyes. No siguió el mal ejemplo de los israelitas." (17:3-4)

Sin embargo, Josafat acabó vinculándose a Acab, rey de Israel, al que el cronista no considera alineado con Dios (ver 19:2). Acab le propone a Josafat unirse a él para luchar contra Ramot de Galaad a lo que este le contesta:

"Pero primero consultemos al SEÑOR para ver lo que él dice." (18:4)

A pesar que Acab reune a 400 profetas y todos coinciden con que deben ir a la batalla, Josafat plantea lo siguiente:

"Pero Josafat les dijo: —¿Hay otros profetas del SEÑOR por acá? Si hay, deberíamos preguntarles lo que dice Dios." (18:6)

Aquí entra en escena el profeta Micaías, el cual era aborrecido por Acab, debido a que en varias ocasiones no le había profetizado lo que el deseaba escuchar:

"El rey Acab contestó: —Hay otro profeta, Micaías hijo de Imlá, pero lo detesto porque cuando él habla de parte del SEÑOR nunca me dice nada agradable. Siempre dice lo que no me gusta. Josafat le dijo: —El rey no debería hablar así." (18:7)

Estaba muy claro lo que el rey Acab quería escuchar, y es por ello, que quienes buscan al profeta Micaías, le animan a agradar al rey con sus palabras, pero sin embargo, este profeta no parece muy interesado en agradar a las personas, sino más bien en ser sincero y coherente con la guía del Señor:

"Entretanto, un oficial fue a buscar a Micaías y le dijo: —Todos los profetas sin excepción están diciendo que el rey va a tener éxito. Así que te conviene acomodar tu mensaje al de ellos. Pero Micaías contestó: —Nada de eso. Te aseguro por el poder del SEÑOR que yo le diré al rey lo que mi Dios me diga." (18:12-13)

En el caso de Micaías, decir lo que Dios le estaba mostrando, significó rechazo y sufrimiento para él:

"Diles que el rey ordena que lo pongan en prisión y que sólo le den un poco de pan y agua. Manténganlo ahí hasta que yo vuelva de la batalla." (18:26)

El texto de hoy me hace pensar en la importancia de alinear lo que escucho y lo que digo con el Creador y Sustentador de la vida. ¿Has tenido claro algunas directrices de Dios para tu vida que a la vez no parecen ser bien recibidas por tu entorno más cercano? ¿Preferimos no experimentar el rechazo de los que no entienden el camino que Dios nos ha mostrado?

En mi caso, a veces he sentido la dificultad de responder al llamado de una vida más sencilla en medio de un mundo consumista y materialista ¿Cómo no hacer aquello a lo que todos están apuntando en fechas de consumismo? ¿Cómo responder a quienes me están animando a seguir la corriente?

En otras ocasiones, se trata de algo mucho más específico, estoy convencido de que Dios está guiándome a involucrarme en un asunto concreto, sin embargo, personas a las que valoro me desaniman ¿Qué voy a hacer?

En la formación espiritual, el consejo de los más maduros es muy importante (ya lo vimos con Roboam en 1ª Crónicas 10:7), pero no podemos perder de vista que un objetivo básico en el discipulado es alinearnos con lo que el Espíritu de Dios nos está indicando de una manera clara. 

A veces esta claridad requiere tiempo, como en el caso de esta historia, pues aunque los 400 profetas coincidían en que Dios daría la victoria si iban a la batalla, da la impresión que la espiritualidad de Josafat, a pesar de su desvío en vincularse con Acab, le permitía no quedar totalmente tranquilo, hasta el punto de decir: "—¿Hay otros profetas del SEÑOR por acá? Si hay, deberíamos preguntarles lo que dice Dios." Parece que de lo profundo de Josafat, había una voz que necesitaba ser escuchada. 

El nivel de disposición para escuchar a Dios de Acab y Josafat no fue el mismo. Sin embargo finalmente Josafat se dejó llevar por Acab y acabó en una batalla que Dios no respaldó. 

En el peor momento de la batalla, Acab fue herido y murió, y Josafat clamó a Dios y fue liberado y volvió a casa a salvo, no sin reprensión por parte de uno de sus profetas:

"pero el vidente Jehú hijo de Jananí le dijo al rey Josafat: «¿Por qué ayudas al perverso y haces amistad con los enemigos del SEÑOR? Debido a eso el SEÑOR está enojado contigo. Sin embargo, tienes a tu favor que quitaste los postes de Aserá del país y tomaste la decisión de seguir a Dios de todo corazón»." (19:2-3)

En el capítulo 20 le declaran la guerra a Josafat:

"Después, los moabitas, los amonitas y los meunitas le declararon la guerra a Josafat." (20:1)

Parece que esta posible batalla sobrepasa la paz del rey, quien reconoce que no sabe en esta ocasión cómo actuar. Esta es otra importante lección en nuestra búsqueda de la ayuda y guía de Dios; Josafat se hace vulnerable y expresa a Dios sus emociones y pone en sus manos las circunstancias que lo rodean desde la práctica de la oración y el ayuno. Otra vez, lo profundo de su corazón sale a flote:

"Josafat se llenó de temor y buscó la ayuda del SEÑOR, así que proclamó ayuno en todo Judá." (20:3)

"Dios nuestro, ¿acaso no vas a castigarlos? Es que no tenemos fuerza para enfrentar a semejante ejército que se nos viene encima. No sabemos qué hacer y por eso nuestros ojos están fijos en ti»." (20:12)

La vulnerabilidad ante Dios y ante los demás, es un principio básico para nuestra formación espiritual y un elemento indispensable en la búsqueda de la voluntad,  guía y favor de Dios. Esta vulnerabilidad se relaciona con escuchar lo profundo en nosotros y no temer sacarlo, aun cuando lo que encontramos en nuestro interior se relacione con nuestra limitación y debilidad. 

¿Cuántas veces nos vemos abrumados por las circunstancias de la vida? Quizás una noticia médica no deseada, o nos quedamos sin trabajo... sea lo que sea, el ejemplo de Josafat nos invita a la búsqueda de Dios en la dificultad. El ayuno, la oración y la alabanza son diferentes maneras de manifestar esa búsqueda que empieza escuchando lo que está pasando en lo profundo de nuestro corazón. ¿Qué te ayuda a poner tu confianza en Dios en medio de la adversidad?

En medio de esta búsqueda, Josafat encontró consuelo y guía a través de un hombre que fue lleno del Espíritu de Dios y dijo:

"Así dice el SEÑOR: “No tengan miedo y no pierdan la esperanza ante este gran ejército, porque esta guerra no es de ustedes, sino de Dios." (20:15b)

El proceso continúa, y llega el momento de mostrar confianza en lo que Dios ha dicho:

"Se levantaron al día siguiente bien temprano y salieron al desierto de Tecoa. Mientras salían Josafat dijo: «Escúchenme, habitantes de Judá y Jerusalén, confíen en el SEÑOR su Dios y serán salvos; confíen en sus profetas y tendrán éxito»." (20:20)

"En el momento en que comenzaron a cantar y a alabar a Dios, el SEÑOR emboscó a los amonitas, a los moabitas, a los del monte de Seír que venían contra Judá, y los derrotó." (20:22)

Si bien el cronista no esconde los errores de Josafat (19:2,3, 20:33, 37), si lo pone ante nuestra mirada como un buen maestro para aprender lo que significa la búsqueda de la guía de Dios ante las presiones de quienes nos rodean y las dificultades adversas.

Alinear mi vida con la guía de Dios es algo que depende de la transformación profunda de mi corazón. Esta transformación, aunque es obra de Dios, no implica por mi parte estar de brazos cruzados. La fe que Dios pone en nuestras vidas es una fe activa, que nos coloca en el estilo de vida que nos capacita para escuchar la voz que nos avisa de que lo que nos están diciendo muchas personas quizás no es lo mejor, o quizás que lo único que podemos hacer es expresar nuestra confusión, impotencia y temor desde la vulnerabilidad.

Quizás la fe se exprese con lectura bíblica, ayuno, oración, alabanza... pero no olvidemos que estas prácticas no son rituales mágicos. No se trata de frotar la lampara maravillosa para que el genio salga a nuestro encuentro, se trata de algo más profundo, y solo cuando sale de nuestro deseo interior de alinearnos con la Vida y el Amor que es Dios, las expresiones externas acaban siendo bellas y significativas. El movimiento es de dentro hacía fuera, no al revés. 

¿Cómo es para ti buscar a Dios desde lo profundo de tu corazón? ¿Qué crees que te está diciendo Dios? ¿Qué emociones y pensamientos están rondándote en estos momentos? ¿Qué te ayuda a alinearte desde lo más profundo con Dios?


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