David escribió en el Salmo 14:
“Solo los necios dicen en su corazón: «No hay Dios». Ellos son corruptos y sus acciones son malas; ¡no hay ni uno solo que haga lo bueno!” (V. 1)
Sin Dios y sin su imagen en el ser humano es fácil perder el valor intrínseco que posee cada persona, tambien podemos perder de vista la brújula moral, el concepto de justicia universal etc. Por ello David escribe precisamente sobre personas corruptas y opresoras:
“¿Será posible que nunca aprendan los que hacen el mal? Devoran a mi pueblo como si fuera pan y ni siquiera piensan en orar al Señor.” (V. 4)
A la vez, no podemos negar que el creer en la Deidad no es garantía de justicia y compasión, a lo largo de la historia y en nuestros días, muchos oprimen y abusan en el nombre de Dios. ¿Y qué de mis amistades ateas que son más solidarias y compasivas que muchas personas religiosas? A veces personas ateas se comportan como si hubiera Deidad y personas deístas se comportan como si no existiera.
Perder de vista el valor de cada ser humano, desde la teología de David, es vivir como si no hubiera Deidad ¿Acaso no es lo que nos pasa cuando nos controla una visión del mundo materialista, consumista y egoísta? ¿Qué determina mejor nuestra conexión con la trascendencia? ¿La aceptación teológica o el estilo de vida? Quizás por ello Jesús dijo a los religiosos que los publicanos y las prostitutas iban delante de ellos en el Reino De Dios
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