Si bien el Salmo 1 nos ha traido la imagen de un árbol, lo cual nos conecta con la historía de Adán y Eva en el Edén, el Salmo 2 nos conecta con la de un ser humano que acabará con la injusticia. Si estás familiarizado con la cosmogonía bíblica, recordarás que una serpiente engañó al ser humano para que comiera del fruto prohibido (una excelente metáfora de la época que nos habla de desalinearnos de como funciona la vida). La desobediencia de Adán y Eva tuvo la consecuencia de ser excluidos del árbol de la Vida (otra excelente metáfora para explicarnos el infierno de desconectarnos con la Divinidad, con nuestro interior, con el prójimo y con la naturaleza). En este contexto, Génesis 3:15 dice así a la serpiente que engañó: "Pondré enemistad entre tú y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Su descendencia te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón." (Génesis 3:15) Pero ¿Que tiene que ver esto con el Salmo 2? ¿No es el Salmo 2 un poema para la coronación de los rey...
Dentro de la colección de Salmos en la Biblia, muchos distinguen 5 libros, sin embargo, el Salmo 1 y 2 se perciben como una introducción a los mismos, ya que al ser anónimos, no lo ven conectados a los Salmos de David del primer libro. En el Salmo 1 se contrastan dos caminos y sus consecuencias. Por un lado están quienes se deleitan en la ley del Señor, es decir, quienes están alineados con la Vida tal como la Divinidad la ha determinado. Tal persona dice el Salmo que: "Es como un árbol plantado junto al arroyo: da fruto a su tiempo y no se secan sus hojas; consigue todo cuanto emprende." (v. 3) Por otro lado está quien decide no alinearse con la Vida, del cual el Salmo dice: "la senda de los malvados se desvanece." (v. 6b) Lo que llama mi atención es como se describe a la persona que se alinea con la Vida, la figura de un árbol que toma de sus raices el agua y nutrientes que necesita, se compara con alguien que practica la meditación en la ley del Señor: "...