El Salmo 23 es uno de los mas famosos. Empieza así: “El Señor es mi pastor; nada me faltará” (V. 1) Lamentablemente, hoy para muchas personas, sobre todo si viven en ciudad, la metáfora del pastor puede no ser tan familiar como para el autor de este poema, David, que fue pastor antes que rey. Me imaginaba una metáfora que pudiera sustituir a la de pastor, y con la que releer el Salmo con el fin de trasmitir a mas personas los principios universales que nos brinda y venia a mi mente la imagen de una madre. Una madre provee y guía, no solo cuando todo alrededor es hermoso y brilla, sino tambien en la enfermedad y otras dificultades de la vida: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;” (V. 4) Un pastor lleva a sus ovejas a los mejores lugares, y si hay que pasar por lugares difíciles, no las abandona. Una madre hace lo mismo con sus peques. Dice la version Reina Valera: “Me guiara… por amor de su nombre” (V. 3) lo cual expresa ...
En el Salmo 22 David expresa la sensación del abandono Divino: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día y no respondes; y de noche no hay para mí descanso.” (V. 1-2) Digo sensación, porque una cosa es nuestra percepción y otra es la realidad. La “Noche oscura del alma” nunca significa abandono por parte de la Divinidad, sin embargo, la espiritualidad profunda no ignora ni reprime nuestras percepciones y emociones mas profundas. Aunque la teología nos recuerda que Dios nunca nos dejará, mi experiencia me hace sentir en etapas de mi vida su abandono, y en esas circunstancias lo mas saludable es admitirlo y expresarlo abiertamente ante Él. Además, mi Maestro, al que sigo y de quien aprendo, usó estas mismas palabras del Salmo 22 en la Cruz, cuando entregó Su vida para salvarnos. Tenemos ejemplo e invitación en los Salmos para no repri...