En muchos círculos cristianos, ante las falsas doctrinas, se responde con sermones que señalan que creer y que no creer a nivel intelectual, sin embargo la respuesta del Apóstol es más amplia y completa en sus cartas: la verdad de Cristo debe hacerse realidad no solo en como pensamos, sino también en como vivimos. Debe ser palpable en nuestras rutinas y nuestros ritmos de vida. La centralidad en Cristo implica un modo de vida.
Pablo nombra la necesidad de mostrar una sexualidad adecuada libre de fornicación, impurezas, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia:
"Destruyan lo que hay de mundano en ustedes: la lujuria, la impureza, las pasiones desenfrenadas, los malos deseos y la avaricia, que es una especie de idolatría." (3:5)
También muestra que en nuestras relaciones debemos de evitar la ira, el enojo, la malicia, la blasfemia, las palabras deshonestas y la mentira:
"Ahora, en cambio, es preciso que renuncien a todo eso: a la ira, al rencor, a la malquerencia, la calumnia y la grosería. No anden engañándose unos a otros. Despójense de la vieja y pecadora condición humana" (3:8-9)
Pues las rupturas entre seres humanos por causa de cultura, opinión o sexo acaban en Cristo.
"Ya no hay fronteras de raza, religión, cultura o condición social, sino que Cristo es todo en todos." (3:11)
Debemos desarrollar las virtudes de la misericordia, la benignidad, la humildad, la mansedumbre y la paciencia, tratando a otros como Cristo nos trata:
"Son elegidos de Dios; él los ha consagrado y les ha otorgado su amor. Sean, pues, profundamente compasivos, benignos, humildes, pacientes y comprensivos. Sopórtense mutuamente y, así como el Señor los perdonó, perdónense también ustedes, cuando alguno tenga quejas contra otro. (3:12-13)
También habla acerca de que seamos agradecidos, permitamos que la Palabra de Cristo esté entre nosotros a través de enseñanzas, exhortaciones y cánticos:
"Que el mensaje de Cristo los llene con toda su riqueza y sabiduría para que sean maestros y consejeros los unos de los otros, cantando a Dios salmos, himnos y canciones inspiradas con un corazón profundamente agradecido." (3:16)
En definitiva, Pablo nos llama a una espiritualidad integral, es decir, a una espiritualidad que trasciende los momentos de devocional en el día o de reuniones dominicales, una espiritualidad donde todo lo que hagamos de palabras y de hecho lo hacemos en el nombre de Cristo y dando gracias a Dios .
"En fin, cuanto hagan o digan, háganlo todo en nombre de Jesús, el Señor, dando gracias a Dios Padre por medio de él." (3:17)
Eso implica además de mi sexualidad y mis relaciones, la manera en como trabajo, en como disfruto del ocio, en como atiendo a las personas que llaman a mi puerta, mis vecinos, la manera en la que cocino y limpio... "todo lo que hacemos sea de palabra o de hecho".
La espiritualidad a la que Pablo hace referencia, no se cultiva solo en base a predicaciones, es por eso que si nos consideramos maestros, debemos mirar a Jesús, y darnos cuenta de cómo él ayudó a los discípulos a vivir a Cristo en el contexto cotidiano.
¿Incluye el proceso de discipulado de mi comunidad cristiana una manera de vivir, o solo una manera de pensar? ¿Cómo evaluamos en comunidad nuestra manera de vivir? ¿De qué maneras práctica desarrollamos el estilo de vida y las virtudes a las que Pablo hace referencia?
Ayer fue Pentecostés y me da que pensar en lo fácil que es el cumplimiento de la Palabra de Dios cuando estamos llenos del Espíritu Santo y viceversa. Gracias por tus reflexiones Rubén
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