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DISCIPULADO Y EMOCIONES

¿Sientes que tu vida cristiana no está transformando los lugares más profundos de tu vida?, ¿es posible que no estés experimentando la alegría y la satisfacción en Cristo que la Biblia promete?, ¿estás enojado, amargado o deprimido?, ¿tienes problemas familiares?

Cuando vi estas preguntas, no pude sino identificarme en muchos de estos estados. Además las compartí con algunas comunidades cristianas y hermanos cercanos y descubrí que muchos también se identificaban. Es por ello que empecé a cuestionar más en serio el modelo de discipulado que nos enseña a esconder, ignorar y aun negar estas emociones.

He de confesar que he usado a Dios para huir de Dios; la Biblia me servía para debatir ante otros, para demostrar "cuanta razón" tengo en mis postulados teológicos, pero no le estaba permitiendo que revelara lo que había en lo profundo de mi corazón. A menudo, leo a Jesús enfrentando a los religiosos y me coloco como espectador; gritando "vamos Jesús, ahí les has dado", tratando de ignorar que el Espíritu Santo me invita a colocarme en el mismo lugar de los fariseos y saduceos.

Me han enseñado a lo largo de mi vida cristiana que no debemos hacer caso de las emociones, es por ello, que cuando he sentido enojo, tristeza, confusión o ansiedad he tratado de ignorarlas. Aunque tarde o temprano esto es imposible.

Como Jesús hace nuevas todas las cosas, pensé que el pasado ya no tenía ningún impacto sobre mi presente, simplemente esto no es así.

Experimentar a Dios en medio de reuniones cristianas, pero ser incapaz de verlo en la vida cotidiana, es otro de los síntomas que me han llevado a pensar de que hay cosas que deben cambiar en mi formación espiritual.

¿Has estado involucrado en programas y eventos cristianos donde has dedicado mucho tiempo y esfuerzo, pero donde en el fondo sabes que "estás haciendo para Dios sin estar con Dios"? yo si.

¿Y juzgar el camino espiritual de otros? ufff, reconozco que es uno de los deportes nacionales favoritos. Que iluso, pensar que mis continuas críticas a como otros vivían su fe no es más que otro síntoma de mi inmadurez emocional y por tanto espiritual.

UN JESÚS Y UN DAVID EMOCIONALES

Sin embargo Jesús no parece que escondió sus emociones. Ahora lo veo en la Biblia llorando, enojado, angustiado, entristecido y me doy cuenta que sigue siendo la imagen del nuevo hombre.

Lee esto en el Antiguo Testamento de parte del rey David:

“Ten compasión de mí, Señor, porque desfallezco; sáname Señor, que un frío de muerte recorre mis huesos. Angustiada está mi alma; ¿hasta cuándo, Señor, hasta cuando?...

Cansado estoy de sollozar; toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto!” Salmo 6:2,3 y 6

“Se me estremece el corazón dentro del pecho, y me invade un pánico mortal. Temblando estoy de miedo, sobrecogido estoy de terror. ¡Cómo quisiera tener las alas de una paloma y volar hasta encontrar reposo!... ¡Qué sorprenda la muerte a mis enemigos! ¡Qué caigan vivos al sepulcro, pues en ellos habita la maldad!” Salmo 54:4-6 y 15

He evitado escoger otros textos donde David expresa el deseo de que algunos mueran de manera un poco trágica. 

Me pregunto: el que David fuera un hombre conforme al corazón de Dios, ¿tendrá cierta relación con su capacidad de ser sincero con lo que sentía y abrir así su corazón ante Él?

CONVERSIÓN

A veces, es el dolor lo único que nos hace cambiar de dirección. Es a veces tan desagradable, que nos disponemos a hacer lo que antes no estábamos dispuesto a hacer, todo para evitar la noche oscura del alma. 

Cuando Juan el Bautista y Jesús predicaban: "convertios" estaban usando una palabra que no tenía la connotación religiosa de hoy. La palabra "conversión" en el original significa un cambio de 180 grados en el camino. En este caso, de cambiar el sentido de vivir sin tener en cuenta a Dios al sentido de vivir teniéndole en cuenta. 

A menudo la palabra "conversión" se usa solo para referirse al evento en el que uno decide seguir a Jesús o rendir nuestras vidas a él. Sin duda, está bien utilizada ahí. Pero no podemos olvidar que somos personas dinámicas, que enfrentamos cada día nuevas realidades. Es por ello que necesitamos ver la conversión en su sentido de proceso y preguntarnos: "¿estamos rindiendo estas nuevas realidades ante Dios?". La nueva realidad puede ser un trabajo, una relación de noviazgo, o también cada emoción que aparece a lo largo de mi día. 

He decidido no reducir la conversión a un evento sino verla también como una actitud que debe permanecer en mi a lo largo de mi vida. Esto me lleva a acciones muy concretas, todas ellas relacionadas con mirar a Dios y caminar hacía él en el contexto de mi vida cotidiana. Cuando me olvido de ver a Dios, a veces le encuentro hablando a través de mis emociones; C.S. Lewis decía que "Dios nos grita a través de nuestro dolor".

BARRERAS EN EL CAMINO

El Faraón en el Antiguo Testamento llevó a los hebreos a la esclavitud. Creo que no vamos muy mal encaminados si identificamos el consumismo en occidente como un tipo de Faraón en el siglo XXI.

El consumismo nos dice que nuestra identidad depende de cuanto consumimos y producimos, esto nos lleva al actual ritmo de vida occidental, caracterizado por un alto grado de estrés. No hay que ir muy lejos para ver las consecuencias. El estrés y la ansiedad se han convertido en una enfermedad muy generalizada en nuestro occidente. Tratar de lograr mantener el rimo exigido para ser considerados exitosos es también es una de las principales razones de las rupturas familiares de hoy.

Realmente se trata de la antigua tentación que el mismo Jesús enfrentó en el desierto, tratando de decirnos que somos lo que hacemos; "Si de veras eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes" (Mateo 4:3), que somos lo que tenemos; "Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras" (Mateo 4:9) y que somos lo que otros piensan; "Si de veras eres el hijo de Dios, échate abajo, porque las Escrituras dice: "Dios mandará a sus ángeles que te cuiden..." (Mateo 4:6)

El dios de este siglo nos dice constantemente que no somos nadie si no producimos, tenemos riqueza o popularidad y lo triste es que muchos cristianos a menudo nos encontramos esclavos bajo las cadenas del estrés o incluso en las masmorras de la ansiedad o el foso de la depresión.

Lo triste, es que no tenemos mucho espacio en medio de nuestras iglesias y modelos de discipulado para en esos estados tomar distancia con la ayuda de Dios y meditar acerca de que nos pasa y por qué.

ELEMENTOS QUE NECESITAMOS RECUPERAR

El autor Pete Scazzero en su obra "Espiritualidad Emocionalmente Sana" nos recuerda que no podemos ser espiritualmente maduros si carecemos de madurez emocional.

Sin embargo, no maduramos emocionalmente si no aprendemos a identificar no solo la realidad que nos rodea sino nuestras emociones más profundas, si no aprendemos a reconocer nuestra realidad personal también en su crudeza y a someterla (convertirla) ante Dios, como un proceso constante que nos permite ser cada día más como Jesús.

Sin embargo, un modelo de discipulado basado en mantener complicadas estructuras, a menudo actúa inconscientemente fomentando el espíritu consumista que esclaviza a través del estrés y la ansiedad y no aporta lo necesario para nuestra madurez emocional.

Ante nuestras insatisfacciones internas como cristianos y ante la realidad de que el materialismo forma parte del gobierno de este siglo,  necesitamos urgentemente recuperar un discipulado que nos ayude a disminuir nuestros ritmos de vida, que nos ayude a invertir tiempo en nuestras familias, que recupere el verdadero descanso como algo profundamente sagrado, que permita que sea el amor de Dios y no otra cosa lo que de valor a cada cristiano, que nos ayude a reconocer nuestras limitaciones y errores en un ambiente de gracia y que nos enseñe a expresar nuestras emociones sin temor.

COMO EMPEZAR

Para cada uno, involucrar sus emociones como parte importante en su crecimiento espiritual puede suponer pasos muy diferentes. En mi caso, puedo comentar sobre tres cosas que me ayudan:

- Prestar Atención a Mi Interior

Llevo tiempo dejando de ignorar mis emociones. Creo que Dios me está diciendo cosas importantes a través de ellas. Mis emociones pueden ser el altavoz que me dice que estoy haciendo cosas que Dios no me está pidiendo, que tengo que permitir que Dios entre en habitaciones de mi vida que permanecen aun cerradas ante él etc. Algunos verán interesantes usar un diario donde anotar todos aquellos estados emocionales que tratamos de ignorar, con el fin de meditar ante ellos con la ayuda de Dios. Mis emociones a menudo me recuerdan que la conversión es un proceso y me señala asuntos que deben permanecer rendidos ante él.

- Comunión Profunda

Seguir a Jesús no es para llaneros solitarios. Asistir a reuniones donde principalmente tomamos una actitud consumista es insuficiente para los retos de la vida cristiana. Necesitamos vivir la comunidad a un nivel profundo y no hay profundidad donde solo existe ortodoxia pero no hay libertad para expresar nuestras frustraciones, luchas y errores sin sentirnos juzgados. Si no tienes hermanos con los que puedas tener esta experiencia, ¿por qué no tomas la iniciativa? Para algunos un Grupo de Crecimiento puede ser una sencilla y poderosa herramienta para que la vulnerabilidad esté presente para nuestro crecimiento espiritual.

- Salir De Mi Zona De Comodidad

Los dos consejos anteriores pueden requerir cambios, implicar salir de nuestra zona de comodidad. Debemos recordar que si queremos ver lo que no estamos viendo, necesitamos hacer lo que no estamos haciendo. Dejar actividades o retomar otras no siempre es cómodo al principio, pero es la única manera de crecer. Salir de mi zona de comodidad no es algo que tengo que hacer una sola vez, el crecimiento requiere enfrentar nuevas zonas no exploradas con la ayuda de Dios.  ¿Qué significa salir de mi zona de comodidad hoy con respecto a mis emociones?

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