Los temas tratados son algunos de los que ya se trataron en el 2008 en la primera Escuela Vivencial de Costa Rica, reuniendo a hermanos con experiencia en el ámbito juvenil. En 2009 junto a Félix Ortiz e Yvan Pinto, organizamos una consulta en Barcelona donde invitamos a la revisión teológica y después de esto dos Escuelas Vivenciales más en España; una en Sevilla y otra en Madrid. Costa Rica (2008 y 2009), México (2012), Colombia (2012), Cuba (2013) y España (2011 y 2015) son los países y los años donde hemos tenido la oportunidad de facilitar espacios para tratar dicho diálogo.
Lo interesante es que detrás de estas iniciativas, nunca hubo la bandera de ninguna organización, ni el deseo de cumplir los objetivos de ministerio concreto o denominación, y sin embargo, el diálogo se ha extendido de manera orgánica y sabemos que ha llegado a lugares que ni sabemos. Lo que me llena de alegría es saber que desde entidades como la Alianza Evangélica, también han valorado la importancia de seguir creando espacios para reflexionar ante los retos de ser iglesia en el siglo XXI. Me llena de alegría, porque el diálogo ante la revisión teológica y la evaluación de nuestros énfasis y modelos de discipulados es algo que en muchos círculos brilla por su ausencia, pero que se hace necesario para abrir nuestros ojos, estirar nuestras mentes y cambiar de paradigma si fuera necesario ante los retos que nos rodean.
En el primer artículo encontrareis el siguiente párrafo:
"No se trata de cambiar, ni nuestros modelos de hacer iglesia ni el acompañamiento espiritual o la manera de hacer la misión."
Entiendo que probablemente este párrafo esté tratando de bajar la guardia de algunos que leerán el artículo. No me cabe duda que pretende aclarar que los que allí nos reunimos no estamos en dejarnos arrastrar por cualquier moda pasajera. Si bien estoy de acuerdo con que no debemos permitir que las modas nos arrastren, a la vez no deberíamos descartar la posibilidad de que necesitemos un profundo cambio en nuestra manera de entender la iglesia, hacer iglesia y acompañar espiritualmente a otros.
Yo soy de los que espero que estas reflexiones puedan en alguna manera librarnos del: "siempre se hizo así" que con tanta frecuencia nos deja en un estancamiento improductivo. Por supuesto, lo que Dios nos ha dicho que hagamos debemos hacerlo, independientemente de que los resultados no sean los que nos gustaría. Pero me refiero a nuestras construcciones humanas, a nuestras tradiciones y a nuestra subcultura, que siendo legítimas y teniendo una función, también suelen venir con fecha de caducidad y con necesidad de renovación.
Sin más os dejo con el primer artículo, podéis pinchar en el siguiente enlace: Desde Gondor
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