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Viviendo En Un Imperio

En el libro de éxodo, vemos a un pueblo extranjero que está siendo explotado por un imperio, hasta que deciden hacer algo: clamar. El clamor llega hasta Dios y este no se queda tan solo con escucharlos, decide hacer algo al respecto. Moisés es usado por Dios para sacar a estos extranjeros de Egipto y llevarlos al desierto para tener un encuentro muy especial; allí quien los ha liberado les habla y dice que quiere hacer de ellos un reino de sacerdotes y una nación santa. ¿Qué significan estas cosas?


Un Reino de Sacerdotes: los sacerdotes son mediadores de lo divino, la gente va a un sacerdote para saber más acerca de lo divino. JNormalmente los sacerdotes de la época mostraban a las personas imágenes de como eran los dioses, pero este Dios les dice que sean sacerdotes que no se hagan imagen de él. Parece que ellos tenían que ser la imagen de Dios. Un Dios que le gusta encarnarse.

Una Nación Santa: Este pueblo de extranjeros había experimentado lo que era vivir en Egipto, pero Dios les pide que se aparten del estilo que conocen, deben ser diferentes si quieren mostrar de verdad al mundo como es Dios. Les dice que respeten el descanso, que cuiden del huérfano, la viuda y el extranjero... en definitiva, que muestren como sería vivir en lo opuesto a Egipto.

Estos extranjeros finalmente se situaron en Jerusalén y experimentaron paz bajo el reinado de David. Sin embargo, el hijo de David parece que hace algunas cosas contradictorias: construye un templo para el Dios que libera a los esclavos con trabajos forzados, se rodea de carros y caballos y negocia con la guerra, sirve a otros dioses y abre la puerta para que otros reyes sigan pisadas similares. Podríamos decir que reproduce bastante el modelo de Egipto, lo cual acaba con el clamor del huérfano  la viuda y el extranjero y con unos profetas denunciando una religión rica en fiestas y disciplinas pero vacía de sentido.  La situación les lleva a volver a estar bajo el dominio de otro gran imperio, el imperio bailónico.

Es curioso que la mayor parte de la Biblia se escribe por personas que se encuentran entre los mayores imperios conocidos en este planeta: el imperio Egipto, el imperio Babilónico, el imperio Romano...

Cuando leemos nuestras Biblias como ciudadanos de una super potencia (llámese Europa o EEUU) ¿somos capaces de identificar los entornos bíblicos con nuestra realidad?. La Biblia tiene mucho que decir sobre las superpotencias. Dice que estas tienden a acumular riquezas y curiosamente el mayor país en nuestro planeta está compuesto por un 5 % de la población mundial y posee 1/5 % de la riqueza mundial.

¿Cómo sería mostrar al mundo la vida opuesta a "Egipto"?, ¿Qué implicaría para nosotros con respecto a los que no tienen techo, o con respecto a los que tratan de abrirse camino en los semáforos de nuestras ciudades?

Necesitamos una iglesia que no tenga aspecto de imperio, sino la imagen de Jesús. Una iglesia que si es bendecida, lo cual es bueno, sabe de su responsabilidad de mostrarle al mundo como es Dios y en que consiste la vida en su Reino. Una Iglesia que hace lo posible por representar a Dios ante el clamor de los afligidos.

A veces se hace complicado poder entender sermones acerca de que Jesús se opuso al sistema, comió con las prostitutas y le dijo a un joven que vendiera todo lo que tenía y se lo diera a los pobres cuando estamos en cómodos sillones, nuestros coches en el parking de "la iglesia" y tras el sermón nos vamos al centro comercial más próximo.

La iglesia que mejor representa a Jesús no es la que tiene mejores edificios, mejores servicios, más personas a sueldo o mejores equipos de sonido, sino la que está trabajando para que la viuda, el huérfano y el extranjero no se quejen de nuevo.


Ver También:

Cristianismo Consumista


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